Juan Jacobo Muñoz Lemus

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"Guatemalteco, médico y psiquiatra"

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Juan Jacobo Muñoz Lemus

Él tuvo buen ojo para encontrar a una mujer valiosa. Ya le había pasado antes, pero igual se había quedado solo, por conflictos más suyos que de las relaciones. No parece tener sentido que esté pensando en alejarse de quien tanto le ofrece, pero así le está sucediendo.

No es lo mismo una mujer difícil que una mujer magnífica; lo sabe perfectamente. Una difícil, es fácil de rechazar o de recriminar; pero en el otro caso, es complicado sentirse bajo presión.

Ella es una mujer muy funcional. Sabe quién es y de qué es capaz, y por lo mismo, quiere que todo funcione. Le cuesta como a toda la gente, entender que no todos ven el mundo de la misma manera. Que todos ven las cosas un poco a su modo y no como realmente son.

En esas circunstancias, para él es fácil sentirse siempre en competencia y en constante comparación; y además, con las ráfagas de una intensa incertidumbre. Como hombre prefiere sentirse adorado, y en consecuencia, le cuesta asumir el reto de estar con alguien admirable.

Con ella es común perder una batalla y sentir que se lo restriega. El miedo a no dar la talla y no ser para la mujer que ama, lo que ella quiere, le hace sentir muy inseguro.

Al no sentirse superior, busca una compensación y encuentra fórmulas para creer que no hay amor; la más común, que ella no le da suficiente crédito. Tal vez en ocasiones tenga razón, y hasta puede ser que ella se sienta a veces un poquito mejor que él, y se porte un poco intolerante.

Ella también percibe la competencia, y se siente exactamente igual. Y así, una cosa trae a la otra, y ahí están los dos, dando vueltas a una noria.

Ser más sólidos, les ayudaría a convivir con un ser humano espléndido, pero empiezan a sentir que deben retirarse. Cada uno sabe que el otro no lo necesita, y eso los intimida; en lugar de darles la paz que ese conocimiento merece.

Ella por su parte, se sabe valiosa, y vivir en un mundo con diseño masculino ha sido un gran reto. Tiene miedo de someterse a la tentación de adaptarse a los designios del hombre que le gusta, y de tener que empezar a renunciar a lo suyo por lo de él. Para ella es fácil mimetizarse, y sabe que él no es tan dócil en ese sentido.

Teóricamente, ella sabe que no debe intentar cambiarlo, pero tampoco quiere fingir una aquiescencia que no siente. Se da cuenta, que él como hombre, no sabe sentirse presionado, y ella por su parte se resiste a colocarse en situación de ser lastimada. Tiene miedo que con la presencia de ella, él sienta que pierde su libertad; pero no quiere correr el riesgo de perder ella la suya, al poner en juego su identidad.

Ella trata de ser razonable al momento de considerar sus pretensiones de vida en pareja. Entiende que nadie se parece a otra persona, y se da cuenta que él como hombre, está educado para ser menos romántico y menos capaz de expresar sus sentimientos. Ella se siente mujer, ama con facilidad, se encariña con todo y es cuidadosa.

Quiere que él la ame como ella lo hace, y comete el error de creer que los demás puedan ser como ella. Pero nada de eso ocurre, y además está el tiempo. Las sincronías casi nunca se dan y les cuesta coincidir. Además que los dos van revolucionados de distinta manera, y a veces hasta en distinta dirección.

Defender la individualidad es verdaderamente difícil para los dos. Ninguno quiere fundirse en el otro y dejar de ser quién es.

Cada uno quiere que el otro se realice, y se sienta libre de tener una vida propia. En verdad se aman de esa manera; pero al mismo tiempo, eso les asusta. Es difícil congeniar ser libres y depender al mismo tiempo.

Ignoro como terminará esta historia. Ya veré al final.

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