Alfonso Mata
Elemental Mr. Trump, nadie codicia lo que ya tiene; siempre se va de lo más atrasado y lo que menos opciones ofrece a lo que más oportunidades oferta; de los lugares que se explotan a los que exportan; de donde se extrae a donde se inventa y produce. Nadie, por más miarda que esté comiendo, le interesa pasar semanas o meses comiendo de la ajena como pretenden sus convenios.
Los pueblos centroamericanos claro que son de pensamiento político, social y económico diferentes al americano, pero no por eso carecen de inteligencia, emociones y altos valores y de gente que se esfuerza y a eso va al Norte, para realizar sus sueños de progreso y, si usted se quitase su tacuche de prejuicios –eso expresan sus declaraciones– y revisara estadísticas bien hechas por su gobierno, podría inferir hasta dónde han llegado los migrantes de estas tierras y los puestos y escaladas por ellos logradas y el apoyo que eso ha significado y significa para el crecimiento del pueblo norteamericano, y lo logran, a pesar de sus malas políticas económicas, sociales y ambientales que están poniendo a su pueblo al umbral de una debacle poblacional y de prosperidad. Insisto, no es la migración la causante de ello, son sus malas políticas ya no acordes a los cambios que demandan los tiempos y la evolución humana.
Por lo tanto, no equivoque a sus conciudadanos echándole la culpa a los migrantes y a todo lo que está fuera de su territorio. De nuevo, son sus decisiones las que están coartando el progreso y recuerde que a usted lo eligió su pueblo, no para ser perro guardián de grupos e intereses de unos, sino para hacer gobierno limpio, de calidad y para todos y para que abogue por la libertad y la democracia no por el populismo y la división. No para provocar ocho horas de terror en lugar de ocho horas de trabajo, ocho horas de ansiedad en lugar de sueño, ocho horas de dolor en lugar de diversión. El americano está furioso porque no avanza y eso no es porque alguien llegue con ganas de progresar y ayudar y eso no se controla fomentando el odio de unos contra otros, sino poniendo al uno al lado del otro, pues no es caridad lo que va buscando el migrante, ésta, a ese nivel, suena a explotación, al considerarse al migrante como “desecho de la humanidad”. El migrante de toda edad y condición no son criminales, ni deben ser objeto de enemistad, ni son blasfemos contra el ideal norteamericano, son contribuyentes al progreso.
Guatemala es un pueblo en que su gente gime sin cesar de falta de oportunidades. Sin ser pobres está sentada sobre un feudalismo fomentado a veces, tolerado en otras, por las grandes potencias, que permite agitaciones terribles, y en medio de ello, el que quiere realizar sus sueños tiene que migrar. Contrario al americano, somos un pueblo que carece de pasión por el trabajo y tampoco por el país y nuestra creencia sobre la vida es de resignación, no de emprendimiento y alguien dijo que nos amamos porque somos eternamente golpeados. El que migra es todo lo contrario, realmente se nos va de lo mejor y su formación le sale gratis al pueblo norteamericano. No hagamos una caja de cerillos lista a prender por enemistad y resentimiento. Nuestros pueblos, ambos pueden beneficiarse de un ir y venir de poblaciones y eso necesita de comprensión, claridad y cariño, no de garrote.