Emilio Matta Saravia
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Siembra vientos y cosecharás tempestades, dice un refrán popular que, considero, aplica para la situación actual que vivimos en Guatemala por la firma de un Acuerdo de Tercer País Seguro (aunque nuestras autoridades pretendan disfrazarlo de un Acuerdo de Cooperación utilizando semántica de güizache).
No cabe duda que nuestro Presidente y sus Ministros han sido hábilmente utilizados por el Presidente de los Estados Unidos para poder presentar la firma de dicho acuerdo como un logro de su gestión presidencial en materia de migración, para apuntalar su campaña de reelección. La filosofía del mandatario estadounidense siempre ha sido utilizar todos los medios a su alcance para lograr sus objetivos, sin ningún remordimiento. Por ello es que se ha declarado en bancarrota en varias oportunidades, para renegociar sus deudas y obligaciones con empleados, proveedores y bancos, no precisamente por necesidad, sino por (mal) utilizar una herramienta que tiene la legislación estadounidense, la cual fue creada con fines muy distintos.
En nuestro país el acuerdo firmado ha generado un rechazo generalizado en la población, salvo algunos “formadores” de opinión, que en realidad son empleados de las cámaras empresariales. La preocupación real del empresariado fue la amenaza de Trump de gravar con aranceles los productos guatemaltecos (no el impuesto a las remesas), acción que se antojaba sumamente difícil debido a la necesaria aprobación del Congreso, de mayoría demócrata, y a romper un tratado de comercio multilateral que habría traído repercusiones para el país del norte, además de la posibilidad de ganar un arbitraje en la OMC debido al quiebre unilateral del mismo por los Estados Unidos.
Empoderar al presidente Morales y a los ministros Degenhart y Jovel para firmar el acuerdo, cediendo sumisamente a las condiciones impuestas por la Casa Blanca, creo que es un error de bulto por parte de nuestras élites, quienes no han sabido medir las consecuencias que tarde o temprano enfrentarán. La alternativa de no ceder ante las bravatas del mandatario del país del norte, o por lo menos negociar mejores condiciones para el acuerdo firmado, era una opción viable. Por no hacerlo, las imágenes de refugiados venezolanos en parques, plazas y avenidas de ciudades colombianas serán similares a lo que veremos en nuestras propias ciudades con los refugiados de Centro y Sudamérica, aumentando el número de personas a las que el Estado de Guatemala deberá atender. Como el acuerdo tiene cláusulas muy duras de extradición inmediata para los guatemaltecos, el flujo de remesas se puede ver perjudicado en el corto y mediano plazo, con las graves consecuencias económicas que ello conllevará (disminución del consumo y devaluación, producto de una disminución en la oferta de divisas). Trump ahora sabe que con una amenaza expresada (no llevada a cabo) a través de un tuit, dispondrá de nuestros funcionarios públicos. Y, en el peor de los casos, tendremos a un gobernante empoderado por sus mismas élites y por el Presidente de la nación más poderosa del mundo que tratará de afianzarse al poder desconociendo los resultados de las recientes elecciones generales debido a los graves errores del TSE en los pasados comicios.
Sembraron vientos y van a cosechar tempestades que, de paso, terminarán llevándose a toda una nación.