Juan José Narciso Chúa
¿Cuánto daño puede hacer un gobernante?, seguramente mucho, el punto es que cada régimen de Gobierno puede propiciar daños serios en una sociedad, fracturas que no son visibles de inmediato, pero en el largo plazo crean enormes diferencias o carencias o soluciones que aparentemente son positivas, pero terminan siendo un beneficio para un pequeño grupo, pero la sociedad pierde mucho más en su calidad de vida. Claro, es necesario mencionar que muchas decisiones de Gobierno son el resultado de negociaciones de grupos de presión o imposiciones derivadas de posturas contrarias e igualmente pueden provenir de presiones a nivel del exterior.
Muchos de los guatemaltecos seguramente recuerdan cómo nació el famoso Bono 14, del cual hoy muchos disfrutan de contar con un sueldo adicional al aguinaldo y a los pagos mensuales; sin embargo, dicho bono tiene una génesis distinta. En esos años (1991), en el Congreso de la República se discutía la denominada Ley de Compensación Económica, la que en términos generales pretendía establecer la indemnización universal, una conquista laboral que vendría a proveer condiciones de protección social a toda la sociedad; es decir, todas las personas que tuvieran un trabajo tendrían la oportunidad de recibir su liquidación en función del tiempo trabajado en la empresa o institución, no importaba si la salida fuera por renuncia o por destitución. La trascendencia de esta ley hubiera sido un enorme beneficio para la sociedad.
En el cambio de régimen, Serrano Elías asume como Presidente y él cede ante las presiones de los grupos económicos y accede a evitar que dicha ley se promulgue, pero negocia “algo a cambio”, con lo cual se termina con el Bono 14. Claro, muchos hoy lo disfrutan y lo ven como una gran conquista; sin embargo, el mismo es una ganancia pírrica con respecto lo que ocurrió realmente, pues se perdió una gran oportunidad para toda la sociedad, ésta al final perdió, de ello han transcurrido casi tres décadas. El costo de oportunidad fue enorme, hoy ganaron algunos, perdió la sociedad, al no contar con dicha protección social.
Durante el régimen de Álvaro Arzú, la CONAMA (todavía no existía el Ministerio de Ambiente), impulsó una ley de control de emisiones, la misma fue aceptada por el mandatario y se inició su gestión, muchos talleres pintaron con el sello que consignaba que ellos podían hacer dicho control, algunos compraron equipo especial para examinar los vehículos y la situación pintaba bien. Eso era el año 1997 o 98, hace ya un poco más de dos décadas. Los grupos que vendían vehículos llegaron a presionar al mandatario y cedió ante ellos y canceló todo lo de esa iniciativa. Las emisiones de los vehículos hoy generan una enorme contaminación ambiental. Nuevamente perdió la sociedad.
En la actualidad un torpe e inútil mandatario, sin ninguna capacidad en su equipo, ni con la más mínima dignidad, acepta dócilmente, la extorsión del mandatario más poderoso del mundo ciertamente, pero no hubo ni siquiera una mínima negociación y se firma un ominoso acuerdo en donde Guatemala acepta -tácitamente-, convertirse en Tercer País Seguro, sin ninguna capacidad para honrarlo y operativizarlo, simplemente porque no pudieron sortear la presión, el chantaje y la extorsión, generando un ambiente de temor con respecto de la imposición de aranceles a las exportaciones e impuestos a las remesas familiares, para con ello justificar su innoble actitud.
Nuevamente, la sociedad guatemalteca pierde ante la nula capacidad de un equipo de Gobierno que lo único que pretende impunidad para ellos cuando salgan del ejercicio de Gobierno. La desvergüenza del trío -Morales, Degenhart y Jovel- es increíble. Lo que sí es cierto, que esta sociedad no va a dejarse que nos dobleguen e impongan. No, la sociedad no puede perder otra vez.