Roberto Arias
El título de este escrito es una frase, pluralizada, que Mario Puzzo puso en labios de su personaje “El Padrino”, el máximo –Capo– o jefe de una estructura mafiosa que operaba en la ciudad de Nueva York, Estados Unidos de América, en los años treinta y cuarenta. De esa cuenta el operador, un sicario de la óptima confianza de la “familia”, como le denominaban a la estructura, ejecutaba la orden. La víctima firmaba o le metían un balazo. Previamente, a la víctima la amedrentaban con actos terroríficos.
El gobierno de los EE. UU. ha actuado de la misma manera –como una estructura mafiosa– a través de muchísimos años, amedrentando con amenazas a los países más pequeños y débiles con el objetivo de lograr sus codiciosas ansias de dominación, saqueo y hegemonía. Los sicarios, en este orden de ideas, son las llamadas “Agencias” gubernamentales como las conocidas CIA, FBI, el Cibercomando, la Comunidad de Defensa de los EE. UU., etc., etc, tanto civiles como militares, dispersas por todo el mundo.
Guatemala casi desde siempre sufre de terribles y constantes amenazas por parte de esta macro estructura mafiosa que sustrae con abuso y ventaja, la riqueza de nuestro país y desgraciadamente, la mayoría de los habitantes viven en permanente genuflexión ante los gringos, incluyendo a los presidentes.
El berrinche de Donald Trump, a estas alturas estupidizado por su monumental xenofobia, en el afán por cumplir su ridícula promesa de campaña de levantar un muro en toda la frontera entre México y los EE. UU., lo ha llevado a herir y amenazar a cuatro países: México, Guatemala, Honduras y El Salvador. Al grado de obligar, casi pistola en mano, a Guatemala a firmar un tratado en donde Guatemala se convierte en un “Tercer país seguro” en contra de sus propios intereses.
El negocio imposible de rechazar para Guatemala fue seguramente así: “Guatemala, firmás o te impondremos aranceles, impuestos a las remesas y prohibiremos los viajes a los ciudadanos guatemaltecos a EE. UU., si no se llega a un pacto como el que exigimos.”
En otras palabras, la República de Guatemala fue extorsionada con un literal sistema de mafias por Donald Trump y su asqueroso gobierno. Trump, como sabemos por las noticias extranjeras, ha sido un comerciante mafioso… siempre.
Si la República de Guatemala no hubiera accedido, como también tuvo que ceder López Obrador en México a las exigencias de Trump, se nos hubiera dado el tratamiento con el que tienen atrapada a Cuba desde la década de los años sesenta, imponiendo fuertes impuestos a nuestros productos de exportación; seguramente privaciones migratorias; recibiendo sanciones drásticas encauzadas para golpear seriamente la economía de Guatemala; así como imposiciones a las remesas que constantemente trasladan los guatemaltecos desde EE.UU., de las que vergonzosa y prácticamente depende en gran parte la economía de nuestro país.
Donald Trump: la maldición gringa, nos hubiera dado el tiro de gracia con su mafioso sistema de extorsión. Ojalá el daño colateral sea el menor para Guatemala.