Roberto Arías

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Nació en la ciudad de Guatemala el 5 de mayo de 1942. Especializado en asesoría en comunicación, con especialización en medio ambiente. Estudió Comunicación en la Universidad de San Carlos de Guatemala y posee un postgrado en la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales – FLACSO, así como un postgrado en Forestería y Medio Ambiente de la Universidad de Auburn, Alabama, EEUU. Ha conducido programas de radio y televisión, entrevistando a personalidades nacionales e internacionales.

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Roberto Arias

La actual administración de Estados Unidos se guía por los principios de la “Doctrina Monroe” en sus políticas hacia América Latina, donde Washington quiere un cambio de régimen en Venezuela, Nicaragua y Cuba.

Ideológicamente esto resume la base teórica del “giro a la derecha” que inició la administración Obama cambiando gobiernos del Sur cuando los gobiernos de izquierda intentaban defender su soberanía y ser autónomos y Estados Unidos respondía instalando gobiernos de derecha dependientes de Estados Unidos –como ocurrió en Honduras con Hillary Clinton al frente del Departamento de Estado.

Pascual Olivas López, en un artículo sobre estos movimientos dice que el motivo de estas tendencias está evidentemente ligado al hecho de que un giro a la izquierda amenaza la posición de Estados Unidos en la región y puede llegar a crear para China una plataforma para extender su influencia (con inversiones financieras y de infraestructura, cooperación técnico-militar, la malograda estación espacial en Argentina, el canal de Nicaragua, etc.)

Sin embargo, la administración Obama evitó a toda costa cualquier asociación con la “Doctrina Monroe”, ya que defendían una agenda neoliberal de intervencionismo en todo el planeta, no solo en un continente.

Pero las cosas han cambiado drásticamente en la época de Trump: África se convirtió en un campo de batalla por los círculos de influencia en los que ahora participan China y Rusia. Estados Unidos ha sufrido una dura derrota en Oriente Medio y perdió el control completo de la región. En el Extremo Oriente, la República Popular de Corea logró desarrollar armas nucleares y China muestra cada vez más deseo de que cambie el statu quo. Objetivamente, Estados Unidos no puede controlarlo todo, de ahí que se hable del sistemático debilitamiento de su influencia a escala global.

En esta columna se ha reiterado la lucha de estos y otros entes por la hegemonía en América Latina, con el fin del dominio de sus recursos naturales y puedo atisbar que la idea ahora es reconquistar posiciones en el hemisferio occidental y las referencias a la Doctrina Monroe son un paso serio hacia la confesión de nuevas realidades en las que la hegemonía absoluta parece fuera de lugar, pero el deseo de consolidarse en la “esfera de influencias natural” lleva a la vuelta del “viejo imperialismo”, ese que hace poco tiempo la propaganda neoliberal presentaba como un desfasado fenómeno inventado por Marx y Lenin. Ahora a Estados Unidos ya no le avergüenza esta “vuelta al pasado” en la que la administración de la Casa Blanca abiertamente habla de la necesidad de controlar América Latina como ya hiciera Estados Unidos en los siglos XIX y XX.

Obviamente Latinoamérica está en un peligro mortal, pero más aún Guatemala como pequeño Estado centroamericano, pero con la importancia geopolítica de ser la puerta de entrada hacia el Norte. Entonces su mayor “domesticación” y dominación es vital para los estadounidenses.

Guatemala aún está en perfecta posición de negociar. ¿Lo hará el nuevo “Ungido presidencial”?

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