Sandra Xinico Batz
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No son casualidades. La democracia que conocemos en Guatemala es esta, una fachada. Nada cambia entre gobiernos. En el Congreso de la República, quienes en un principio se aborrecen por ser de partidos políticos “opuestos”, al final terminan aliándose y convirtiéndose en otro partido político. En esta primera vuelta de las elecciones se gastaron millones de quetzales en propaganda y muchos ya están negociando para empezar a recuperar, aunque sea un poco de lo que “invirtieron”, los partidos poderosos (a quienes pasaron a segunda vuelta) entran y salen de reunión tras reunión, para convencer de que son la mejor opción a través de ofrecimientos.
Ni Sandra Torres ni Alejandro Giammattei son nuevos en la política y en el Estado. Tampoco es que hayan salido bien de los momentos que estuvieron vinculados directamente a los gobiernos de turno correspondientes a cada una y uno. Señalamientos de corrupción, vínculos con el narcotráfico, ejecuciones extrajudiciales les envuelve. ¿Esta es la democracia? ¿Una simulación de elegir?
Todo es válido en la competencia por el gobierno, es reflejo de las relaciones sociales del país. El uso de la violencia machista en contra de Sandra Torres para desacreditarla, o el uso de los estereotipos racistas, para atacar su candidatura diciendo que son los indígenas ignorantes quienes reciben la “Bolsa Solidaria” los que votan por ella, demuestra que la manipulación sigue siendo un medio efectivo para que nadie dude ni se percate de que las cartas ya están echadas en la mesa.
Nada bueno nos espera con ninguno de los dos partidos políticos que compiten. El panorama no cambia, hace cuatro años mucha gente que se autoidentifica “letrada” estaba convencida de que Jimmy Morales era la mejor opción por ser un personaje “fresco” y nuevo en la política. Su señor Presidente no cambió siempre fue tan malo en la actuación como lo es en la política. ¿Qué esperaban de alguien que se mofa de otras personas a través del racismo y la discriminación?
Lo que está sucediendo en el gobierno es más que absurdo, son muchas burlas. Guatemala es un país empobrecido, dependiente de Estados Unidos, los gobiernos se jactan de democracia y acusa a otros países de dictatoriales, pero en su país las niñas y los niños mueren de hambre y la violencia atormenta a miles de familias. Son quienes manejan este país los que nos tienen así, los que se encargan de quitar y poner presidentes, quienes financian diputados.
Mientras los ricos sigan siendo más ricos a costa de la desgracia de la mayoría, ningún pueblo o cultura que habita este territorio vivirá en paz. Necesitamos seguir insistiendo en cambiar y construir otras formas de organización, necesitamos continuar organizadas, organizados porque de nada bueno nos espera si los mismos nos gobiernan. Ya no hay límites entre el crimen organizado, los ricos, los malos políticos, el gobierno, el Estado. Cuando parece que se separan en realidad se juntan. Sus alianzas les han permitido permanecer y ese es uno de los objetivos de esta democracia, quedarse para siempre.