Víctor Ferrigno F.

Jurista, analista político y periodista de opinión desde 1978, en Guatemala, El Salvador y México. Experiencia académica en las universidades Rafael Landívar y San Carlos de Guatemala; Universidad de El Salvador; Universidad Nacional Autónoma de México; Pontificia Universidad Católica del Perú; y Universidad de Utrecht, Países Bajos. Ensayista, traductor y editor. Especialista en Etno-desarrollo, Derecho Indígena y Litigio Estratégico. Experiencia laboral como funcionario de la ONU, consultor de organismos internacionales y nacionales, asesor de Pueblos Indígenas y organizaciones sociales, carpintero y agro-ecólogo. Apasionado por la vida, sobreviviente del conflicto armado, luchador por una Guatemala plurinacional, con justicia, democracia y equidad.

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A Julia Esquivel, poeta de la esperanza.

Víctor Ferrigno F.

Forzada a migrar por falta de perspectivas, la población pobre, excluida y reprimida de Centroamérica se ha convertido en carne de cañón de la geopolítica regional encabezada por Donald Trump, quien está dispuesto a sacrificar la paz y la economía, intentando convencer a sus electores que él defiende a Estados Unidos de los presuntos “migrantes-terroristas” que, paradójicamente, cuidan a sus bebés, asean sus casas, arreglan sus jardines y cultivan los campos que alimentan al ciudadano común de Estados Unidos.

Migrar es un Derecho Humano de todas las personas; ningún ser humano es ilegal, por el hecho de migrar sin los documentos en regla. Son indocumentados, no criminales. Sin embargo, el presidente Trump utiliza todos los calificativos deleznables contra los migrantes con tal de ganar una elección, a pesar de provenir de una familia de emigrantes alemanes, y de haberse casado con dos mujeres que emigraron de Europa del Este.

No deja de asistirle razón cuando despotrica contra los Gobiernos de Honduras y Guatemala por haber mal utilizado los fondos que EE. UU. ha donado para frenar la emigración. Sin embargo, el Plan para la Prosperidad del Triángulo Norte nunca va a funcionar por estar centrado en atacar, represivamente, los efectos y no las causas del fenómeno.

Urgido de resultados mediáticos en su lucha contra la emigración indocumentada, Trump amenazó a México con imponer aranceles a los productos mexicanos si no aplicaban sus políticas represivas. El presidente López Obrador, en alianza con la CEPAL-ONU, ripostó con un Plan de Desarrollo Integral El Salvador-Guatemala-Honduras-México para generar un proceso integral y articulado de desarrollo en el lugar de origen, con la igualdad y la sostenibilidad en el centro, para mejorar la calidad de vida de la población. Ambos países acordaron un plazo de 45 días para evaluar avances en el tema.

Entonces Trump presionó a Jimmy Morales, siempre oportunista, para que Guatemala se convirtiera en Tercer País Seguro, para retener a quienes piden asilo; el Ministro de Gobernación realizó las acciones entreguistas, y la Canciller las negó, hasta que EE. UU. las confirmó.

La posibilidad de que Guatemala fuera un Tercer País Seguro fue rechazada por todos los sectores sociales, sobre todo porque el Estado no ha tenido la capacidad de ofrecer seguridad a sus ciudadanos, de los cuales 262 mil 593 huyeron hacia EE. UU. en los últimos 10 años, precisamente para pedir la protección que su patria no les brindó.

Morales ignoró el reclamo ciudadano, hasta que la Corte de Constitucionalidad le corrigió la plana, al resolver varios amparos interpuestos por diferentes actores, señalándole al Presidente que, asumir tal compromiso internacional requiere autorización del Congreso.

Contrito y humillado, Jimmy Morales suspendió su viaje a Washington, donde Donald Trump montó en cólera, y advirtió que suspenderá toda ayuda a Guatemala y Honduras.

En El Salvador, el presidente Bukele está enfrentando a las maras con energía, lo que ha provocado que los cabecillas se asienten en poblados del oriente de Guatemala, lo que incrementará la inseguridad y la migración. En todos los casos, la población más desvalida se convierte en carne de cañón y, como último recurso, emigra.

La oligarquía criolla ha gobernado Guatemala por centurias, evidenciándose su incapacidad histórica para generar seguridad y desarrollo. Además, descubrió el gran aporte económico que los excluidos remesan al migrar. Las deportaciones se acrecentarán, junto a la pobreza y la hambruna, que el cambio climático exacerba. Se está jugando con fuego y, más temprano que tarde, la carne de cañón se convertirá en tambor de guerra.

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