Pedro Pablo Marroquín Pérez
pmarroquin@lahora.com.gt
@ppmp82
El domingo por la tarde, cuando ya se olía que los magistrados de la Corte de Constitucionalidad (CC) iban a otorgar el amparo provisional para evitar que Guatemala se convirtiera en “Tercer País Seguro”, Donald Trump y su gente mandaron a cancelar el show a llevarse a cabo en la reunión de ayer para darle paso a su plan B que tenía el apoyo absoluto de las autoridades guatemaltecas que necesitan tanta impunidad como un migrante agua en el desierto.
En horas de la mañana de ayer, las autoridades de los Estados Unidos hicieron público ese nuevo plan que tiene los mismos efectos de haber firmado el acuerdo de “Tercer País Seguro” toda vez que los americanos han anunciado que negarán el asilo a las personas que no lo soliciten desde uno de los países de la ruta migrante y claro está, que Guatemala está en el mero corazón del recorrido.
Cualquier país que no está en la jugada y empeñado en buscar impunidad, exigiría que las peticiones de asilo se resuelvan en el menor tiempo posible y más cuando es una nación como Guatemala que no puede ni atender a su gente, y menos lo podrá hacer con miles que vienen huyendo de míseras condiciones como las que tienen los nuestros que migran de manera irregular y terminan siendo pieza clave de la economía de Estados Unidos.
Por la tarde/noche de ayer las autoridades de ambos países publicaron fotos de sus reuniones de trabajo y el Secretario de Homeland Security no deja dudas al publicar a las 20 horas con dos minutos lo siguiente, acompañado de una foto con Degenhart y Jovel: “Reuniones productivas con el Gobierno de Guatemala hoy, un socio crucial para detener la migración irregular y asegurar nuestras respectivas fronteras con soluciones innovadoras y colaboración”. Las negrillas son mías.
Esa publicación confirma que, tal y como lo advirtió Jimmy Morales a la CC en el sentido que no acataría si sentía que era ilegal (o si encontraba otra forma de lograr su impunidad para que el eructo de la gallina con loroco no le sepa tan mal), su Gobierno se ofreció para ser ese país “clave” para recibir las peticiones de asilo y entretener la nigua.
Su no refutación al anuncio o la respuesta al mismo con alguna medida para expeditar cualquier petición de asilo, confirma que son parte de la jugada porque los americanos le están sacando raja al cargo de conciencia de las autoridades guatemaltecas. En 2016 Trump se valió de algunas mafias en Rusia para ayudar a su campaña y ahora se apoya de unas mafias guatemaltecas para intentar venderle una victoria a su base y presionar a los demócratas que lo tienen “a raya”.
Y aunque no lo crea, Morales tendrá en Guatemala el apoyo de muchos a los que les interesa que el Presidente logre impunidad colectiva y por eso han sacado a sus abogados para que no dejen duda de los intereses de los mercaderes de la impunidad.
Para quien no entendía, ahora le será fácil poner todo el rompecabezas en su lugar y entender por qué, como dijo el Washington Post ayer, Trump no “ordenó” que en Guatemala se combatiera la corrupción y la impunidad, sino que al contrario, los alentó para que destruyeran todo. Creó el escenario perfecto para usarlos como unas marionetas que son capaces de todo para intentar que nunca pidan su extradición por temas relacionados al narcotráfico y que sean condenados por la justicia guatemalteca por actos de corrupción.
Esta película la ya la vimos, de nuevo se vulnera lo ordenado por la CC y el camino se allana porque la horchata de la gente crea una alianza perfecta, mejor que la de Putin y Trump que Muller no se atrevió a descartar.