Víctor Ferrigno F.
La institucionalidad del país se cae a pedazos y la multiculturalidad de la nación choca diariamente con el muro del racismo, la exclusión, la pobreza y la intolerancia a la diversidad de culturas, ideas e interpretaciones del ser guatemalteco. Sin embargo, en el marco de esa cerrazón civilizatoria, un grupo de Quijotes y Dulcineas, las y los editores y libreros, organizan cada año la Feria Internacional del Libro de Guatemala (Filgua), desde el año 2000.
Mañana da inicio la décimo sexta edición de la Filgua, enfrentando un nuevo obstáculo, pues la Junta Directiva de la Cámara de Industria de Guatemala (CIG) quiere apropiarse del nombre de la Feria, sin fundamento legal. Durante años, los editores que han impulsado la Filgua estuvieron afiliados a la CIG, de la cual nunca recibieron ningún apoyo, por lo que decidieron separarse y formar la Asociación Gremial de Editores de Guatemala, y realizaron el trámite para registrar la marca Filgua, que ellos crearon y le dieron vida y contenido; la CIG se ha opuesto en los tribunales.
A los industriales, con muy escasas excepciones, no les interesan los libros, pero les temen, pues saben que son portadores de ideas que, generalmente, ayudan a formar una ciudadanía crítica, a la cual les será más difícil manipular y explotar. Por eso quieren impedir que la Filgua continúe su creciente éxito.
Navegando contra corriente y con grandes limitaciones económicas la Filgua se ha realizado ininterrumpidamente durante 16 ediciones, con un crecimiento en público, expositores, autores nacionales e internacionales y un incremento en las ventas de libros. Según el editor Raúl Figueroa Sarti, “aunque la feria inició como un proyecto impulsado por los editores se ha convertido en un patrimonio de los guatemaltecos y ha llegado a ser uno de los acontecimientos culturales más relevantes del país y una de las ferias más importantes de Centroamérica”.
Por ello considero que el sabotaje de la cúpula industrial a la Filgua es una canallada, pues afecta lo más importante de una nación: su cultura. Pero para esa cúpula canalla, lo único que importa es el control poblacional, para mantener su régimen de explotación. Es la misma cúpula canalla que apoyó a Jimmy Morales con financiamiento electoral no registrado, y no tuvo empacho para aliarse con el sicario y narcotraficante Mario Estrada.
La Feria será del 11 al 21 de julio en Fórum Majadas, zona 11, teniendo como invitado especial al Estado de Chiapas, sus culturas, sus autores y editores. Se desarrollarán más de 400 actividades culturales y comerciales (Q23 millones en 2016), evidenciando que la cultura tiene más vitalidad que la usura de la cúpula canalla.
Habrá foros, seminarios, presentaciones de libros, autores invitados, etc., así como un concurso interescolar de lectura y un concurso de bibliotecas. ¡Imagínese! Los niños, en su tierna inocencia, estarán en contacto con libros que no han sido censurados y con autores que no pertenecen a la cofradía de la cúpula canalla. Eso es lo que les preocupa a los que industriosamente se oponen al libre flujo de ideas y libros.
Además de sabotear la cultura, la cúpula canalla hace parte del Pacto de Corruptos que frenó a la CICIG y aboga por impunidad para la élite. La mejor forma de derrotarlos es distribuir libros, promover la lectura y difundir ideas libertarias. Recordemos la máxima de José Martí, en 1895, cuando se embarcó hacia Cuba para liberarla del dominio colonial: “De pensamiento es la guerra mayor que se nos hace; ganémosla a pensamiento”.