Francisco Cáceres Barrios
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Cualquier ejecutivo, con dos dedos de frente no digamos todo un presidente de la República, con los problemas que representa la falta de empleo, la situación angustiante por la que está atravesando la población de escasos recursos y la desnutrición infantil que asola a las grandes mayorías, estuviera reunido con el Gabinete del gobierno central, con todos los concejos municipales del país, un gran consejo integrado por las entidades autónomas y descentralizadas para desarrollar un plan para evitar hasta donde fuera posible que nuestra gente se vea obligada a emigrar a cualquier parte del mundo que le pueda brindar más y mejores oportunidades.
Pero a eso no podemos aspirar los guatemaltecos. Debemos conformarnos con que nuestro Presidente se acomode mejor en la posición de jefe de compras, especialmente de todo aquello que le haga falta al Ejército y dedique todo su tiempo disponible para ver de qué manera pueda pasar la vida lo mejor posible, una vez termine su mandato. Todavía no me entra en la cabeza que haya tratado de ocultarle burdamente a la población una negociación de compra de aviones, buque o cualquier otra cosa que se le hubiera ocurrido, sin siquiera haber tratado de ocultar las apariencias de ser burdos negocios, porque eso que dijeron al final, que necesitaban unidades para evitar que sinnúmero de naves que violan nuestro territorio, al menos lo hubieran mencionado con anterioridad para darle el matiz de extrema urgencia.
Por eso digo que no estamos pidiendo estadistas de gran trayectoria o alcurnia, sino gente común y corriente, digna y honrada, con al menos dos dedos de frente, para ponerse a trabajar con ganas en aliviar la cada vez más dramática situación que está viviendo nuestra gente en todo el país. Tampoco estamos pidiendo que vaya a ponerle las peras a cuatro al presidente Trump para que, en vista de su sonoro fracaso de intentar montar un muro multimillonario en sus límites con México, haya decidido pasar sobre la soberanía de los países al sur de su frontera para que a cambio de migajas, logren limitar al máximo los movimientos de emigrantes, incluso de nuestros propios connacionales.
Porque en peleles están llegando a transformarse los gobiernos al sur de la frontera norteamericana, dejándoles jugar el papel de simples guardianes, dentro del llamado plan “Operación Gobernanza”, mal utilizando las fuerzas policiales que debieran velar por la seguridad y bienestar de los guatemaltecos en general, para que podamos trabajar en paz y no sumergidos en la ola de delincuencia que por todos lados nos azota, pues a nuestro Presidente ni siquiera se le ha ocurrido preguntarle a sus ex colegas de la Terminal las dificultades, daños y perjuicios derivados que sufren por la violencia que azota a los mercados, calles, avenidas, colonias y en cualquier parte de nuestro país. Triste comprobar la verdad de aquella frase que repetían nuestros antepasados –es llegando al poder para que padezcan de amnesia–.