Raymond J. Wennier
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Cuando opiniones se repiten presentando argumentos válidos y reflexionados sobre un tema, es urgente que los responsables de programas y acciones, sujetos a estas críticas, pongan atención, valoren los juicios y actúen.
Veinte años de aplicar exámenes estandarizados a nuestros graduandos, ha demostrado que no mejora el rendimiento en las pruebas, mucho menos en el aula; mientras mayor es el grupo, más baja el porcentaje de los que “ganan”, lo que significa…
Los exámenes aplicados a los estudiantes son llevados para ser calificados, pero los resultados no están disponibles durante meses; cuando se conocen, los estudiantes ya terminaron sus estudios y nunca conocen sus resultados. Estos son simplemente materia para una estadística que se publica y tampoco sirven para la toma de decisiones en la Política Educativa nacional. Más grave aún, no hay acción de aprendizaje en la aplicación de estos exámenes y no se traduce en mejorar la educación impartida.
Repensemos cómo evaluamos lo que los estudiantes han aprendido. Muchas instituciones educativas de educación superior lo hacen aquí y en otros países. Un ejemplo es quienes piden el SAT; se han dado cuenta de la necesidad de darle importancia al SES (Social Economic Status) para no perjudicar a jóvenes de áreas marginales y otras con situaciones sociales precarias.
Aumentan las universidades privadas que no exigen resultados del SAT y de ACT como requisitos para entrar a sus instituciones y el número de instituciones estatales que están haciendo ejercicios de repensar cómo evaluar lo positivo del aprendizaje y su aplicación en el mundo real en vez de seguir con un formato fuera de la realidad de este siglo.
Los resultados de repensar sí pueden utilizarse como parte de la TRANSFORMACIÓN de un sistema educativo nacional. La TRANSFORMACIÓN se inicia con un reajuste de la VISIÓN del sistema. ¿Qué queremos lograr del sistema, de aquí en adelante? Obviamente basado en las necesidades de la juventud para prepararles para su futuro. Significa que los años educativos que preceden, también tienen que ser repensados. Una MISIÓN educativa bien diseñada para cumplir con la VISIÓN, son acciones concretas que ayuden en forma positiva a los alumnos a tener éxito en su proceso PARA el aprendizaje.
Repensemos qué cambios se pueden hacer para saber los nuevos conocimientos obtenidos por los estudiantes en sus años en la escuela. Significa que hay que incluir las habilidades netamente humanas en ese proceso de evaluación de los estudiantes; habilidades que no son materia para un examen; el proceso de “evaluación” actual está estático.
Usemos la palabra “género” (¿cuántos significados tiene?) y pida a los alumnos EXPLICAR su significado y cómo puede APLICARLO a su propia persona; luego, en qué situación puede ser UTILIZADO positivamente y cómo AFECTA a otros. Vean cuántas habilidades están incluidas en esa oración. El estudiante tiene que PENSAR y CREAR sus propias preguntas, cuestionarlas y contestar.
La EVALUACIÓN FORMATIVA es eso, FORMAR. Hay que tener resultados de pruebas, de inmediato, para saber qué hizo bien y qué debe corregir, practicar más y así aprender de sus errores. El maestro ha de estar cerca para ayudar en lo necesario. En este tipo de evaluación SÍ hay aprendizaje sobre contenidos y se practican habilidades netamente humanas, Hay formación personal, moral. HAY QUE REPENSAR.