Francisco Cáceres Barrios
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Con una buena diferencia de más de medio millón de votos entre el primero y segundo lugar de los comicios realizados el pasado 16 de junio de 2019 y a paso que dure y no que madure, por fin el Tribunal Supremo Electoral pudo dar los resultados que el actual sistema político indica para llegar a la parte final del proceso el domingo 11 de agosto entrante. Ahora es cuando volveremos a vivir los guatemaltecos lo que se ha dado en llamar “campañas negras” y la serie de interrogantes que plantea la población, cada vez más estrambóticas y cuestionables, entre otras: ¿qué pasaría si gana el voto nulo o si uno de los dos finalistas se muere? Pero, lo importante radica en saber si el primer lugar puede continuar con la misma diferencia a su favor o si el segundo pueda alcanzar y hasta sobrepasar al primero.
Después que los candidatos perdedores hicieron hasta lo imposible por anular las elecciones gritando a todo pulmón su término favorito ¡Fraude! Las preguntas que realmente importan son: ¿Puede un candidato pasar los votos que obtuvo en la primera vuelta a favor de uno de los finalistas? Parece imposible que ello llegara a suceder, pues ningún político, con el paupérrimo sistema de partidos que tenemos hasta la fecha, es realmente líder de una agrupación, ni tiene la capacidad de instruir a sus votantes para que el voto que le dieron en la primera vuelta, se lo den a fulana o fulano de tal. Otra interrogante y creo que es la más importante: ¿Hay realmente una diferencia sustancial entre uno u otro candidato o los pesos de los méritos positivos o negativos son de tal envergadura que el resultado desde hoy se podría adelantar?
En números redondos 5 millones fue el total de votantes (sumados los válidos, nulos y en blanco) y esa es la cantidad de votos que se disputarán el domingo 11 los dos finalistas. No son solo el millón 721 mil 022 de votos que ya obtuvieron los finalistas Sandra Torres y Alejandro Giammattei, sino les toca pelear palmo a palmo para obtener la victoria, nada menos que 3 millones 319 mil, 401 votos, si es que fuera a votar la misma cantidad de los que fueron en la primera vuelta, puesto que por los antecedentes de elecciones anteriores, bien podría ser un poco menor. Entonces, ¿alguien podrá asegurar que la victoria para alguno de ellos se pinta fácil? Empezando porque hay que tener en cuenta lo que ya dije, que los candidatos perdedores no son “dueños” de los votos obtenidos el 16 de junio, lo que significa que tendrán que pelear los votos que recibieron Mulet, Cabrera, Arzú, Farchi, Villacorta, Galdámez, Estrada, Cabrera, Rivera, Ceto, Duarte y Marroquín, para mencionar solo a los que obtuvieron más de 50 mil votos, aunque los otros cinco, por pequeña que sea la cantidad no son nada despreciables.