Félix Loarca Guzmán
En más de cien ciudades de Estados Unidos se produjeron ayer fuertes protestas por el mal trato que están siendo víctimas cientos de niños migrantes en los centros de detención que funcionan bajo el control de las autoridades del servicio de migración de ese país.
Los protagonistas de las protestas fueron numerosos ciudadanos de Estados Unidos, quienes reprueban el trato inhumano que reciben los niños migrantes como consecuencia de la política de xenofobia, o sea de odio hacia los extranjeros impulsada por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, como parte de su campaña para lograr su reelección por otro período de cuatro años.
Durante las protestas, el denominador común, fue la exigencia del cierre de esos lugares de detención que han sido considerados como campos de concentración que son una vergüenza para un país como Estados Unidos, cuyas autoridades se presentan como “abanderadas” en la lucha en contra de violaciones a los derechos humanos.
Sin duda, las palabras de “campo de concentración” erizan la piel, pues hacen recordar los horribles lugares creados por los alemanes nazis durante el tiempo de Adolfo Hitler para privar de su libertad a los judíos.
En el curso de las protestas de ayer, fue notoria la preocupación especialmente de mujeres estadounidenses por la separación de los niños de sus padres. En Texas, varios Senadores del Partido Demócrata, visitaron algunos de los centros de detención para migrantes comprobando las condiciones infrahumanas prevalecientes en esos lugares.
En fecha reciente, la Primera Dama de Guatemala, Patricia Marroquín de Morales, en compañía de varios funcionarios de Guatemala, oficializó una visita a varios centros en los cuales están detenidos los niños migrantes originarios de nuestro país y “extrañamente” no vio nada irregular en contra de los menores allí recluidos.
Cada día se multiplican los casos de ciudadanos quienes censuran la actitud del magnate inmobiliario y actual inquilino de la Casa Blanca, quien sin inmutarse está “usando” a los migrantes de la región como el principal instrumento para lograr su reelección.
Faltando a la verdad, Trump asegura que su presencia en Estados Unidos es perjudicial para los ciudadanos estadounidenses, pues llegan a quitarles oportunidades de empleo.
El presidente Trump ha hecho creer a los norteamericanos que muchos de los migrantes son gente peligrosa para la seguridad de las familias estadounidenses. Según las numerosas denuncias, muchos de los niños migrantes duermen en el suelo y la atención médica es muy limitada.
No cabe duda que el gobierno del Presidente Trump, está violando en forma alarmante los derechos humanos de los niños migrantes, fenómeno que pone en entredicho su política exigiendo a los otros países el respeto y protección de los derechos humanos tanto de niños como de personas adultas.