Cartas del Lector

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Marco Trejo

Con todo este relajo postelectoral, descontento y desinformación que priva después del recién pasado Proceso Eleccionario 2020-2024, la gran perdedora es nuestra incipiente Democracia, y sobre todo nuestras futuras generaciones que no le encuentran sentido a una contienda política, que no tiene ni pies, mucho menos cabeza.

Los politiqueros se han encargado nuevamente de mostrar únicamente su interés personal y no el colectivo, para que nuestro país pueda salir adelante y poder sobrellevar los problemas sociales que nos aquejan. Estos personajes solamente ven por el interés de su nariz, no les interesa que mejoremos como nación.

Muchos de estos señores, pasadas las elecciones, solamente se han dedicado a perjudicar la débil democracia al gritar Fraude, a deslegitimizar lo que se había construido en 8 procesos electorales anteriores, y al final al cabo no asumen la responsabilidad del caso, la cual ha desencadenado en lo que se vive postproceso eleccionario. Y si vemos bien, son los que no tienen el beneplácito popular.

Los personajes estos, todos sabemos quiénes son, se han dedicado, por meses, a ofrecer cupones de alimentos por votos, han tratado de jugar con el hambre del pueblo y se han olvidado de que ellos también son guatemaltecos y que tienen familias que necesitan vivir en un mejor país.

Otros han ofrecido el cielo y la tierra, al asegurar que van a mejorar los programas sociales y que van hacerlos más efectivos, cuando todos sabemos que son ofrecimientos clientelistas y que no son buenos, porque solamente enseñan a la gente a poner la mano y los acostumbran a recibir un poco de ayuda a cambio de dar el voto cada cuatro años.

Y otros tantos, de estos mismos señores, durante la contienda electoral del 16 de junio se dedicaron acarrear personas hacia los centros de votación, a sabiendas de que era algo ilegal, pero aun así no les importa cumplir con la Ley Electoral y de Partidos Políticos (LEPP), y no hacen de nuestras elecciones una fiesta cívica, sino que un potrero electoral.

La respuesta es simple, no les interesa vivir en una democracia, porque únicamente los mueven los intereses de sus bolsillos, ya que si dejan de ser funcionarios públicos, pierden las millonadas que se llevan de proyectos destinados para familiares o amigos, al estar en algún Ministerio de Estado o bien en alguna comisión en el Congreso de la República.

En una democracia los políticos son los que velan por el cumplimiento de las leyes o bien hacer las más adecuadas, que nos permita vivir de una manera digna y sobre todo con acceso a la salud, a la educación, a la alimentación, infraestructura y fuentes de trabajo.

Los inversionistas extranjeros no vienen a Guatemala, porque prefieren montar sus empresas, en cualquier otro país del área centroamericana, no ven certeza jurídica, mucho menos política, para iniciar una aventura empresarial que genere divisas y puestos de trabajo, todo porque damos la apariencia de ser un país sin rumbo, que no se sabe para dónde vamos.

Por este tipo de razones es que la novena legislatura, la cual tomará posesión el próximo 14 enero de 2020, tiene en sus hombros la responsabilidad de cambiar muchas cosas, que están mal actualmente en Guatemala, tienen la responsabilidad de modificar leyes, que nos mantienen bajo un manto de impunidad y sobre todo, en un caos social, que no permite que nuestra economía salga a flote.

Esto tiene que cambiar y todos tenemos que procurar, como sociedad, que nos vean con otros ojos, que la gente sienta confianza de vivir e invertir en una economía próspera y pujante, no como nos ven ahora, una nación, que va a convertirse en un Estado fallido, donde no puedes vivir por falta de un líder que nos lleve a encontrar un puerto seguro.

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