Juan Antonio Mazariegos

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Abogado y Notario por la Universidad Rafael Landívar, posee una Maestría en Administración de Empresas (MBA) por la Pontificia Universidad Católica de Chile y un Postgrado en Derecho Penal por la Universidad del Istmo. Ha sido profesor universitario de la Facultad de Derecho de la Universidad Rafael Landívar en donde ha impartido los cursos de Derecho Procesal Civil y Laboratorio de Derecho Procesal Civil. Ha sido y es fundador, accionista, directo y/o representante de diversas empresas mercantiles, así como Mandatario de diversas compañías nacionales y extranjeras. Es Fundador de la firma de Abogados Alegalis, con oficinas en Guatemala y Hong Kong, columnista del Diario La Hora y Maratonista.

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Juan Antonio Mazariegos G.

Han transcurrido casi dos semanas de haber acudido a las urnas y los guatemaltecos no contamos aún con un pronunciamiento del Tribunal Supremo Electoral (TSE), por medio del cual se declare quiénes fueron los candidatos que ganaron las Elecciones Generales convocadas para el pasado 16 de junio, en los distintos cargos de elección popular que se encontraban en disputa.

Esta semana, las distintas acusaciones de problemas, irregularidades, inconsistencias o fraude, según quien califique lo ocurrido en las pasadas elecciones, tomaron un nuevo curso, pues el conteo y revisión de actas que se realizaría por parte del TSE y los distintos fiscales de los partidos políticos fue suspendido, cuando Fiscales del Ministerio Público y agentes de la PNC allanaron las oficinas del Departamento de Informática del TSE en búsqueda de pruebas que pudieran corroborar las distintas denuncias que ante esa institución se han presentado hasta la fecha.

El impase y la falta de certeza continuará indefinidamente, pues el proceso administrativo de revisión debe ahora acoplarse a la investigación que realizará el Ministerio Público, mientras en el ínterin se consumen los días que restan para que los guatemaltecos acudamos a una segunda vuelta o balotaje para elegir Presidente.

Hoy son muchas las voces que se alzan reclamando fraude, hay muchos perdedores buscando una segunda oportunidad, legítimas peticiones ciudadanas que presentaron puntuales denuncias para revisión, pero también muchos interesados en que el proceso y el país continúen en esta zozobra que hace que todos prestemos atención al momento pero no a las consecuencias de no poder disponer de un tiempo adecuado para escuchar la propuesta de los candidatos que pasaron a segunda vuelta y dentro de los cuales al final, nos guste o no, debemos de escoger a nuestro futuro Presidente.

Se ha puesto en entredicho una institución como el TSE y a los miles de colaboradores que cuidaron de nuestro voto, cuando en el pasado este ente y esa organización había contado con el apoyo y la confianza de la población. Por supuesto el TSE ha actuado de manera inconsistente al no confiar en su mismo proceso y optando por buscar la perfección se ha complicado de manera inimaginable.

En todo caso, si analizamos con detenimiento los principales réditos de esta incertidumbre no se los lleva el partido de gobierno, aunque insista su candidato en armar alboroto, su partido va saliendo a sombrerazos de su período, no existen pruebas de un fraude con una intencionalidad manifiesta de manipular masivamente las elecciones, eventos puntuales pero dispersos ensombrecen el proceso, pero al final los resultados se ajustan, más o menos, a lo que algunas encuestas vaticinaban.

La prohibición del TSE a los partidos para que no puedan hacer campaña de segunda vuelta es un tema tremendamente delicado pues deja congelado el proceso y con el riesgo de que los guatemaltecos no nos informemos. El proceso no se va a revertir. La desinformación se crea, a mi juicio, con el ánimo y objetivo de que nos centremos en algo más que en elegir de la mejor manera en la segunda vuelta que se avecina.

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