José Carlos Gª Fajardo*
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Con esta consigna el exesclavo Toussaint L’Ouverture acaudilló la guerra revolucionaria en Haití, desde 1791 a 1803. Fue la primera república negra en el mundo y el primer Estado independiente de Latinoamérica. Hoy tiene el triste honor de ser el país más pobre del continente situado entre los 25 más pobres del mundo.
Con una población de menos de 8 millones, analfabetos el 60%, con una mortalidad infantil del 10% y una mortalidad materna del 6 por mil, dispone de un médico por cada 8 mil habitantes de los que sólo el 28% tienen acceso al agua potable.
La Española había sido descubierta por Colón en 1492 y la población autóctona desapareció en pocos años. Importaron esclavos africanos que, cuando pasó a poder de Francia en 1697, entraban a razón de 20 mil al año para trabajar los campos de azúcar. Cuando, en 1789, llegó la Revolución Francesa que había de liberar a los pueblos oprimidos por el Antiguo Régimen, bajo el lema de “Libertad, Igualdad y Fraternidad”, en Haití había 480 mil esclavos negros y 60 mil mulatos mientras que los blancos dueños de las tierras y de la riqueza no alcanzaban los 20 mil.
Es preciso recuperar la memoria histórica para no repetirla y esforzarnos por hacer posible un futuro más justo y solidario. La esclavitud fue abolida por la Convención Nacional francesa, en 1794, pero el golpe de Estado que llevó al poder a Napoleón restableció la esclavitud e impidió durante un siglo que circulara la Declaración de Derechos del Hombre y del Ciudadano. Francia negó en sus colonias los derechos que proclamaba en Europa. Toda la historia de Haití está plagada de dictaduras militares y de vejaciones para la población. Los franceses la expoliaron y los norteamericanos la invadieron en 1915 controlando el país hasta 1934. EE. UU. apoyó en 1954 a uno de los dictadores más siniestros de la historia contemporánea, François Duvalier, habría de ejercer su dictadura por medio de los tonton-macutes (más de 300 mil voluntarios) que dieron al gobierno el monopolio del terror.
No es posible pedir perdón por errores de hace siglos ni exigir el cumplimiento de los derechos humanos a otros países mientras millones de seres están en la miseria, sufrieron repetidos embargos por la ONU y padecen el azote del sida hasta el punto de que una de las cuatro haches con las que fue definido (homosexual, heroinómano, hemoderivados) correspondía a “haitianos”.
*Profesor Emérito U.C.M.