Dra. Ana Cristina Morales Modenesi
Cuando niños y algo nos asustaba o dolía siempre era placentero oír el consuelo de alguien. Tal vez, una madre, un padre, un abuelo, una hermana, alguien… quien nos decía: y todo va a estar bien.
Pero, hay cosas que aún con el tiempo se siguen necesitando, llegamos a adultos o viejos y una caricia como forma de consuelo siempre es bienvenida y codiciada. De manera poco atinada, cuanta más edad tenemos, más conflictos llegan y menos consuelo es otorgado.
Tranquilo, tranquila, todo pasará. Luego de esto te reirás de lo que hoy sufres. No rendirse es la clave. Habrá que darse una tregua, pero que sea pequeña. Respira profundo, camina recto y demuéstrate tu valor.
Llora si es necesario ¡limpia el alma con lágrimas! después del llanto, aparecerá una sonrisa sutil. Aprecia quién eres, a quien tienes, mira tus fortalezas. Honra la vida luchando por ella y desanimando sentimientos de carencia.
Si la tristeza te invade, dale espacio en tu vida, entiéndela, llórala. Este dolor de hoy también es un aprender. Vive tus duelos, no niegues el dolor. Porque este aumenta con su falta de aceptación.
Si no encuentras consuelo de quién quieres encontrarlo. Asimila que eres fuerte y tozudo y los demás piensan que no necesitas de ellos. Además, es posible que ellos se sientan carentes y no pueden darte desde su escasez.
Oye música, ama, lee, camina, corre, dibuja, baila, en fin, busca lo que te alegre la vida. Un contacto divino, ver el amanecer o atardecer, mirar cosas hermosas y que muestran que la vida vale la pena vivirse, aunque existan circunstancias adversas.
Por favor, dite a ti mismo: Todo va a estar bien.
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