Gladys Monterroso
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“La política es el arte de obtener el dinero de los ricos y el voto de los pobres con el pretexto de proteger a los unos de los otros.” Eric Frattini
No cabe duda, que el guatemalteco es un ser especial, aguantador, masoquista, se burla de sí mismo, y además confiado, prueba de ello, es que cada determinado tiempo, repite las mismas circunstancias, pero con diferentes matices, uno de estos sucesos son las elecciones, sumado a que hoy, con las relevancias de las redes sociales, su deber ser es más público que antes, por lo mismo más vulnerable, tanto con la noticia falsa, como con la verdadera.
Hoy nos dolemos y condolemos de la actuación nada plausible de las autoridades del TSE, MP y PDH, ¿Por qué estas instituciones? Porque en el laberinto en el que nos encontramos actualmente, estas tienen que actuar de oficio, no a solicitud de parte necesariamente pero, ¿Qué ha sucedido?
Veamos el TSE ha sido un ente débil, que da la imagen de desconocedor de los temas electorales, dividido, sin liderazgo, con pleno desconocimiento de sus competencias, sin logística, con nula respuesta para prevenir las crisis, aunque su trabajo real se realice cada cuatro años, el demás tiempo es muerto, cuando se espera que en tiempo de no elecciones, realice un programa permanente de capacitación, y estudio de la normativa electoral, sin embargo, ha sido totalmente invisible antes de las anteriores elecciones, y totalmente negligente durante las mismas, por lo que a mi criterio, los titulares deberían por honorabilidad renunciar, y que asuman los suplentes, ya que es notorio que no solamente, no han sabido afrontar la crisis generada por su indolencia, sino que la división evidente entre la licenciada Mijangos y sus demás compañeros es evidente y dañina.
Sumado a lo anterior, la nula reacción en los momentos en los que más se ha necesitado su presencia, mediación y ante todo liderazgo, situación que se hizo evidente con la oportuna salida de vacaciones en plena contienda electoral del Director del Registro de Ciudadanos, que dejó un mal sabor en la boca.
Otra institución que le quedó a deber a la población fuel el MP, derivado de varios factores, 1) Como abogada sin ser penalista, debo asistir constantemente a dicha institución, y durante los años anteriores he pasado frente a la Fiscalía de Delitos Electorales, encontrándose la misma cerrada al público, y contando con solamente dos o tres funcionarios que asumo no tendrán mayores actividades, 2) Esta fiscalía como se asume, sin ser lego en la materia, tiene actividades, podríamos llamarles intensas, solamente en época electoral, los tres años y medio restantes es poco o casi nula su labor, 3) Llama la atención que, en plena contienda electoral el Fiscal encargado, decide ausentarse con goce de salario tres meses, y se va del país acompañado de su familia, veamos ser fiscal tiene características especiales, se debe contar con mística de entrega, no solamente cuando no existe conflicto, más aún cuando lo hay, y se deben afrontar con valentía, los probables riesgos que traen aparejados el cargo, sin embargo, en deuda está con la población.
Y la PDH, ante las denuncias de anomalías acaecidas durante la contienda electoral, siendo su representante el Magistrado de Conciencia, de oficio, debió pronunciarse sobre las supuestas anormalidades detectadas, ya que debieron tener observadores en todos los centros de votación, desde los más recónditos, hasta los que se encuentran (si los hubieron) en zona 14, ante las supuestas denuncias de violaciones a los derechos fundamentales, fue muy relevante la ausencia de los representantes del Magistrado de Conciencia, tan importantes en otros procesos electorales, con menos conflictos que el actual, así que su indolencia es más que evidente, en momentos sumamente complicados, da la impresión de ser una institución totalmente invisible.
Derivado de lo anterior, es obvio que las instituciones relevantes en el actual proceso electoral, han quedado en deuda con la población, pero ante todo con ellas mismas, deuda difícil de pagar, porque los valores no tienen precio, y de ellos nos han privado.