Francisco Cáceres

caceresfra@gmail.com

Nació en Guatemala el 19 de Julio de 1938; tiene estudios universitarios y técnicos en ciencias jurídicas y sociales, administración empresarial, pública, finanzas, comunicación, mercadeo y publicidad. Empresario, directivo, consejero y ejecutivo en diversas entidades industriales, comerciales y de servicio a la comunidad. Por más de 28 años consecutivos ha sido columnista en este medio.

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Francisco Cáceres Barrios
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Solo una razón lógica puede existir para que el presidente Jimmy Morales haya emprendido una batalla contra los magistrados del Tribunal Supremo Electoral, la del enojo, porque su partido político sufrió una vergonzosa derrota en los comicios de este año. ¿Todavía no ha entendido que la población no tiene un pelo de tonta, cómo que el disgusto y sinsabor enorme que causó su gobierno proviene porque muchos de sus colaboradores, muchos advenedizos politiqueros con que cuenta, poco o nada hicieron para que la población se volcara a las urnas el 16 de junio con su voto a favor del partido oficial, a pesar que a última hora, haya sacrificado muchos millones de quetzales del erario nacional en inmerecidos “apoyos” clientelares?

El que no conozca a fondo el funcionamiento de la maquinaria electoral que empleamos en Guatemala no tiene derecho a hablar, salvo que tenga en sus manos plenas evidencias porque se haya cometido o se esté cometiendo un fraude pero, plantarse ante las cámaras o los micrófonos de los medios de comunicación solo para pedir que “se repitan las elecciones” porque su candidato o partido no las haya ganado, no le asiste ningún derecho para hacerlo. Y eso es lo que ha ocurrido desde la fecha de los comicios, cuando por uno o varios errores remediables o una mala sumatoria, salgan a las calles para hacer bochinches, interrumpiendo el libre tránsito de vehículos, sin tener en mano una prueba contundente que pueda respaldar su petición para llegar hasta la anulación de un proceso correctamente estructurado.

Allá por el año 1985 una pléyade de buenos y honestos ciudadanos, entre otros los profesionales Arturo Herbruger y Mario Guerra Roldán dispusieron abrirle las puertas a cuantas personas quisieran colaborar sustentando los mismos valores y así pudieran integrar la organización de la que depende en orden jerárquico del TSE. Así fue como siendo miembro del Club Rotario, me haya tocado servir cívicamente en diversos eventos, ya fuera como integrante de mesa, presidir la misma o de la logística y funcionamiento de todo un centro electoral montado entonces en la Escuela Normal de la Zona 13 de esta ciudad.

Solo así, haciendo el trabajo de campo o de hormiga se puede comprobar que un fraude es imposible llevarlo a cabo en Guatemala durante el proceso eleccionario, pues las mesas son asignadas a miles personas de todo el país sin tacha, ad honorem y con la corroboración de todos sus actos por los fiscales de cada uno de los partidos políticos participantes en la elección. Lo anterior, de sobra lo sabe el presidente Morales, pues por esa razón aceptó el apoyo de varios empresarios, quienes sufragaron los gastos, aún no reportados al TSE, para que su partido en la segunda vuelta contara con fiscales para que le garantizaran que no le fueran a manosear las elecciones que él legítimamente había ganado o ¿tan rápido se le olvidó ese detalle?

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