Arlena D. Cifuentes Oliva
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La credibilidad del Tribunal “Supremo” Electoral se encuentra en entredicho debido a la incapacidad demostrada antes, durante y después del llamado proceso electoral, la cual se fue haciendo más evidente en el transcurrir del tiempo. Considero que un mal determinante en lo que hoy vivimos ha sido el querer cerrar los ojos ante los errores, que al permanecer inertes, hemos venido aceptando y que nos hace cómplices de la maraña en la que hoy nos encontramos.

Se dice que hay que fortalecer la institucionalidad del país ¿cuál? Es mi pregunta, ¿a qué institucionalidad nos aferramos, necesitamos mentirnos a nosotros mismos? La ineficiencia y debilidad evidenciada por quienes conforman el TSE, organismo al que compete ser el garante del proceso electoral y que demostró no ser ni capaz ni imparcial al cancelar a unos partidos y a otros no por las mismas causas y cuyos veredictos fueron antojadizos; que revocó unas candidaturas y otras no, que se hizo de la vista gorda ante la compra de votos y el acarreo de votantes y toda una serie de errores e inconsistencias que nos llevan al punto de que quienes están inconformes, con toda razón, han solicitado la realización de una auditoría externa y la revisión de actas por la incompetencia demostrada y la desconfianza generada del ente en cuestión.

Este lunes 24, dio inicio el proceso de revisión de acta por acta -proceso que se realizará por vez primera en la llamada era democrática- tarea titánica y que en el camino podría complicarse. Mientras escribo estas líneas me entero de que la revisión fue suspendida debido a que las demandas exigidas por los fiscales no se cumplieron y que en general me parecen sensatas. Pese a lo delicado del tema y las graves consecuencias que esto puede representar para el país, los magistrados del TSE siguen demostrando su incapacidad al no asumir posturas y respuestas responsables y ágiles como lo demanda la coyuntura, dando muestras de una completa inoperancia al permitir que la desconfianza y el descontento de la población vaya en aumento.

Si para nuestro infortunio tuviesen que repetirse las elecciones las mismas no deberían realizarse bajo la responsabilidad del actual TSE –lo que aquí expreso me ganará la condena de muchos, porque aquí es mejor callar, susurrar, evadir la realidad y alimentar la desinformación- demostrado está que no poseen las cualidades ni calidades requeridas. Si todo sigue dentro del marco establecido habrá que buscar la fórmula que asegure que la segunda vuelta le genere al votante la confianza y la credibilidad suficientes, de lo contrario me temo que el abstencionismo podría ser el gran ganador en las áreas urbanas.

Finalmente no podemos dejar pasar la negociación que se está llevando a cabo entre el actual Gobierno y Donald Trump que consiste en la suscripción de un acuerdo en el que Guatemala sería el Tercer País “Seguro” comprometiéndose a acoger a todos aquellos migrantes que desean llegar a Estados Unidos. Sin duda alguna, mi capacidad cognitiva es escasa, no puedo explicarme cómo siendo Guatemala un país “inseguro” para los guatemaltecos podrá convertirse de un momento a otro y solo por signar un acuerdo en “seguro” para miles de migrantes. Si, nuestros connacionales carecen hoy de empleo, nuestros niños mueren por desnutrición y por hambre, la pobreza aumenta a pasos acelerados, el Sistema de Salud es totalmente inoperante por qué pretender ser en papel algo que todos sabemos muy bien que no somos. Los guatemaltecos no queremos ayudas condicionadas ni mucho menos que pongan en juego el presente y el futuro de nuestra gente. Me parece una vil traición para nuestro pueblo. Pero una vez más lo que verdaderamente me impacta es que usted y yo continuemos de brazos caídos.

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