Oscar Clemente Marroquín

ocmarroq@lahora.gt

28 de diciembre de 1949. Licenciado en Ciencias Jurídicas y Sociales, Periodista y columnista de opinión con más de cincuenta años de ejercicio habiéndome iniciado en La Hora Dominical. Enemigo por herencia de toda forma de dictadura y ahora comprometido para luchar contra la dictadura de la corrupción que empobrece y lastima a los guatemaltecos más necesitados, con el deseo de heredar un país distinto a mis 15 nietos.

post author

Oscar Clemente Marroquín
ocmarroq@lahora.com.gt

Netflix se ha ido colocando no sólo en una fuente de entretención por su enorme variedad de películas, series y documentales, sino que además es ahora una importante fuente de información que llega a habitantes de más de 190 países del mundo entero que tienen acceso tanto a las producciones propias de esa empresa como a infinidad de otras que se publican en diversidad de lugares. Una de las miniseries más vistas recientemente ha sido “When They See Us” que cuenta el drama que vivieron cinco jovencitos acusados injustamente de haber cometido una violación e intento de asesinato en el Parque Central de Nueva York en 1989.

Toda la gente que ha visto la producción propia de Netflix coincide en que se trata de una miniserie durísima y enervante porque el trabajo de Ava DuVernay, directora y escritora, coloca al auditorio en medio de una trama que genera profunda indignación por la manera en que esos cinco patojos fueron acusados sin fundamento y condenados a penas de prisión que marcaron y destruyeron sus vidas. Según DuVernay, la intención al poner ese histórico caso en conocimiento del público es obligar a la reflexión sobre situaciones que se siguen repitiendo cuando autoridades encargadas de la seguridad y la justicia la emprenden contra algún segmento de la población por cuestiones raciales o sociales, tal y como fue el caso presentado magistralmente con extraordinarias y valiosas actuaciones de quienes hicieron los papeles de los acusados tanto cuando eran adolescentes como ya en su vida adulta.

Las víctimas de esa grave injusticia relataron posteriormente en un programa con Oprah Winfrey cómo se les destruyó la vida por la fijación de una investigadora que, despreciando todas las evidencias, los escogió a ellos por ser de raza negra para tratar de sentar un precedente en contra de los delitos de violación que se producían en serie en la ciudad de Nueva York por esos años.

Me ha tocado ver muchas veces cómo, en Florida, agentes de la Policía detienen de manera sistemática a conductores simplemente por su físico, estimando que por ser latinos son inmigrantes ilegales y que, por ello, carecen de la licencia para conducir. Me molesta ver que algunas veces se hacen de la vista gorda ante flagrantes violaciones de tránsito, sea por exceso de velocidad o irrespeto a las señales, mientras reaccionan al nada más ver una furgoneta conducida dentro de los límites de velocidad y en absoluto respeto a las leyes de tránsito, simplemente porque el conductor tiene la pinta de un trabajador latino.

Nosotros batallamos mucho contra la impunidad que es el peor vicio de nuestro sistema, pero también tenemos casos en los que gente pobre es condenada por algunos delitos que son perdonados a los más encopetados que tienen el recurso suficiente para pagar a los abogados que, sin rubor ni empacho, compran la justicia en nuestro país.

No pretendo arruinarle a nadie la experiencia de ver la serie y por ello me reservo detalles de la trama, pero si creo que es algo que debemos ver con ojos críticos y con hambre de justicia porque se trata de vicios que se dan a lo largo y ancho del mundo.

Artículo anteriorLa persistencia en la disparidad de género
Artículo siguienteDos recuentos