Raul Molina Mejía

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Nació el 20/02/43. Decano de Ingeniería y Rector en funciones de USAC. Cofundador de la Representación Unitaria de la Oposición Guatemalteca (RUOG) en 1982. Candidato a alcalde de la capital en 1999. Profesor universitario en Nueva York y la Universidad Alberto Hurtado (Chile). Directivo de la Red por la Paz y el Desarrollo de Guatemala (RPDG).

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Raúl Molina

El evento electoral quedó lejos de ser una fiesta cívica y comprobamos que, bajo las condiciones impuestas por la dictadura de la corrupción, era imposible evitar los fraudes que se dieron –por ahora, hay más de dos mil denuncias. Es un fraude monumental haber consolidado las opciones igualmente corruptas de Sandra Torres y Alejandro Giammattei, gracias a los millones de quetzales que Jimmy Morales trasladó a ex PAC, bonos del MAGA y ofrecimiento millonario para exmilitares. También es fraude tener por cuatro años más un Congreso plagado de delincuentes y corruptos impunes. Aunque las fuerzas progresistas y democráticas pudieran haber conseguido entre quince y veinte curules, son franca minoría en una legislatura de ciento sesenta diputadas y diputados. El fraude en la ciudad capital ha quedado todavía más evidente, porque los socios de los Arzú, González y Quiñónez, se propusieron garantizarse el Consejo Municipal, para asegurarse sus negocios.

El ambiente está sumamente tenso y la responsabilidad de ello recae, principalmente, en el Poder Ejecutivo, el cual, por un lado, ha venido atacando y denigrando al TSE, para que no tenga autoridad moral, y por otra azuza la violencia de exmilitares y paramilitares. El Sistema Judicial, en su conjunto, desde la CC hasta el MP y la PGN tiene también una cuota alta de responsabilidad en provocar la crisis que parece estarse gestando. Haber quitado la oportunidad de elegir a Thelma Aldana como candidata capaz y no corrupta fue una jugada injusta y maquiavélica. Diversos actores políticos han denunciado irregularidades, que la Misión Observadora de la OEA pasó por alto, aunque aún no se tiene una idea cierta de la magnitud del fraude en términos de binomio presidencial. El mismo FCN-Nación pretende denunciar fraude –sabe cómo se hizo en 2015– porque Jimmy parecería haberlos traicionado a última hora. Desde luego, puede tratarse de una simple estratagema para generar violencia, especialmente ahora que se observa que Jimmy ha decidido no dialogar con los exmilitares, con miras a generar las condiciones para el cuartelazo. Jimmy se muere por anular las elecciones, instaurar una dictadura cívico-militar y ser mantenido por Trump como jefe de gobierno.

Ante este oscuro panorama, la primera obligación ciudadana es aclarar a cabalidad la magnitud de los fraudes cometidos. Nosotros sostenemos que, contrario a la OEA, cambiaron la voluntad del pueblo en todos los niveles. Se ven movimientos de repulsa a múltiples alcaldes y alcaldesas que se eligieron o reeligieron, mediante la manipulación del voto. Acuerpo la petición de anular las elecciones en la ciudad capital; pero esa petición puede ampliarse al binomio presidencial y Congreso si las anomalías municipales se extienden al resto del proceso. Personalmente, la burla que ha significado el voto en el extranjero, con menos de mil votos de sesenta y cuatro mil concedidos, confirma que el proceso electoral fue inconstitucional al haberse dejado fuera de las elecciones al quince por ciento de la población por residir en el extranjero. Afirmo que es necesario repetir las elecciones, sin tolerar el cuartelazo de la mafia militar.

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