Pedro Pablo Marroquín Pérez
pmarroquin@lahora.com.gt
@ppmp82
Soy de la opinión que, en el caso específico de las actas de las Juntas Electorales, lo que procede es que se coteje una a una para validar el trabajo de los 3,200 digitadores que contrató el Tribunal Supremo Electoral (TSE) de manera temporal para llevar a cabo el traslado de datos del acta en “papel” al sistema de cómputo del ente electoral y una vez eso se realice, podremos llegar a conclusiones certeras de lo que pasó el domingo.
El TSE no debería, por ninguna circunstancia, obviar ese paso. No recuerdo un ejercicio en el que se haya hecho ese proceso tal cual y quizá por ello alguien no ha tenido el cuidado (de forma inconsciente o muy consciente) de digitar lo que dice el acta de manera fiel o, en algunos casos, no llenaron las actas con total precisión y claridad.
Pero más allá del día domingo, ayer dije que mal paga el diablo a quien bien le sirve porque el TSE sirvió a los intereses de partidos como FCN-Nación y TODOS para la invalidación de candidaturas que privaron a los guatemaltecos de elegir opciones que pusieran en juego la continuidad del sistema y tras ceder a esas presiones, ahora se encuentran bajo fuego de esas mafias políticas que están ardidas porque la población les dio la espalda.
El mismo TSE usó raseros distintos para manejar criterios de denuncias y tomó como válidos los argumentos que una Contraloría General de Cuentas les dio como consecuencia de la cooptación por quienes, desde el Congreso, hoy lloran su pérdida de poder para el 2020 y estarán con todo estos últimos 6 meses que les quedan en la Junta Directiva del Congreso.
El TSE dice que no actuaron en el caso de Sandra Torres como lo hicieron con Mario Estrada porque eran casos distintos, se limitaron a decir que iban a investigar los derroches oficiales que buscaban inclinar la balanza de manera ilegal mediante un fraude disfrazado y no hicieron ni pío ante el grosero financiamiento que tuvieron varias plataformas políticas que no abandonaron las mismas mañas de siempre.
Volver esto un tema ideológico, inexistente por cierto, desembocó en que se detuvieran los avances para erradicar la impunidad y la corrupción y eso derivó en que se perdieran las formas, pero sobre todo, el miedo a las consecuencias y por eso nuestro proceso electoral estuvo marcado por irregularidades.
Los que ahora, tras verse como mafiosos de quinta alegan vicios que ellos mismos provocaron, se aliaron para defender la continuidad del sistema y para aniquilar cualquier cosa que lo pusiera en riesgo y por eso es que insisto que los guatemaltecos tenemos que asumir responsabilidad porque dejamos que, con la paja de la ideología y la soberanía, nos dividieran para lograr que el sistema ganara y el modelo se consolidara.
Todo lo que pasa es nuestra responsabilidad porque, al centrar todo en el tema ideológico, cerramos la puerta a la búsqueda de los mínimos que son tan necesarios para darle vuelta a esta realidad. Perder las formas hartó a la gente y por eso ahora vemos que quienes se han sentido marginados se van uniendo para formar una fuerza que no será posible detener si es que no atinamos a hacer los ajustes y reformar integralmente el Estado.
El TSE debe salir al paso para solventar lo que pasó el domingo, pero debe tener la entereza para reconocer que se prestó a cosas que no debía y se puso, solito, en una complicada situación en donde hasta los más mafiosos los están culpando. Interesante que ni la UNE ni VAMOS hablan de los vicios del sistema porque ellos pelean por ganar pero sabiendo que el vencedor defenderá el sistema a muerte.
Así las cosas…