Luis enrique Pérez
Me ocuparé de dos de las más recientes encuestas sobre intención de voto en la elección presidencial. La primera fue patrocinada por el diario Prensa Libre, que contrató a la empresa ProDatos. Fue una encuesta desde el 27 de mayo hasta el 5 de junio. La segunda fue patrocinada por la Fundación Libertad y Desarrollo, que contrató a la empresa encuestadora Cid-Gallup. Fue una encuesta desde el 30 de mayo hasta el 7 de junio.
Creo que ambas encuestas son sensatamente válidas; y lo creo porque tienden a suministrar un producto estadístico similar en el caso de las dos o tres primeras posiciones, y me parece improbable que, entre los agentes patrocinadores de tales encuestas, haya habido algún convenio de similitud de tal producto estadístico. Y la intención de voto de los ciudadanos fue investigada durante los mismos días o durante días muy próximos. Por supuesto, ambas encuestas pueden ser objeto de una devastadora duda cartesiana.
Según la encuesta de ProDatos, en la elección del próximo 16 de junio Sandra Torres obtendría 20%; Alejandro Giammattei, 14%; y Edmond Mulet, 9%, seguido por Roberto Arzú, con 8%. Según la encuesta de Cid-Gallup, Sandra Torres obtendría 23%; y Alejandro Giammattei, 12%. Roberto Arzú obtendría 9%. Ningún candidato obtendría mayoría absoluta de votos; y sería necesaria una nueva elección, que se celebraría el próximo 11 de agosto.
Es notable que ambas encuestas adjudican a Sandra Torres la primera posición en intención de voto favorable, y a Alejandro Giammattei, la segunda posición. Si suponemos que ambas encuestas tienen una sensata validez, tales serían los candidatos que competirían en la nueva elección. Empero, según la encuesta de Cid-Gallup, a causa de una diferencia de intención de voto favorable que, por “margen de error” de la encuesta, no es significativa estadísticamente, Roberto Arzú, que ocupa la tercera posición, podría tener casi la misma probabilidad de competir en esa nueva elección que la que tiene Alejandro Giammattei. Sin embargo, según la encuesta de Prodatos, él, es decir, Giammattei, tiene una mayor probabilidad a causa de una intención de voto favorable notoriamente mayor que la que tiene Edmond Mulet, que ocupa la tercera posición.
En una nueva elección el contendiente de Sandra Torres podría ser no meramente contendiente, sino contendiente ganador, no necesariamente por él mismo sino porque una determinante proporción de electores impediría que ella sea el próximo Presidente de la República. Se repetiría el fenómeno que sucedió en la anterior elección presidencial: una determinante proporción de electores votó, no por Jimmy Morales, sino en contra de Sandra Torres. Un indicio de que puede repetirse el fenómeno es que la encuesta de Cid-Gallup reporta que 34% de los electores jamás votaría por ella; pero solo 2% jamás votaría por Alejandro Giammattei, o solo 3% jamás votaría por Roberto Arzú. Empero, como sugiere la encuesta de Cid-Gallup, el contendiente de Sandra Torres ganaría solo por una escasa diferencia, y la probabilidad del triunfo final de Sandra Torres no debería ser excluida.
Si y solo si ambas encuestas tienen una sensata validez, es más probable que improbable que el próximo Presidente de la República sea Sandra Torres, o Alejandro Giammattei, o Roberto Arzú, o hasta Edmond Mulet. Y esto que afirmo pretende ser válido únicamente hoy, y no necesariamente el próximo 16 de junio o el próximo 11 de agosto.
Post scriptum. Votaré por el candidato que yo creo que es el más idóneo para gobernar mi país. Votaré por convicción, y no por estadística.