Edith González
En 1972 se llevó a cabo en Estocolmo Suecia, la primera Conferencia Internacional sobre el Medio Humano; la que reunió a políticos, diplomáticos, científicos, periodistas y representantes de 179 países, buscando reconciliar el impacto de las actividades socioeconómicas humanas en el medio ambiente y viceversa.
Ya se hablaba de “contaminación transfronteriza” que explica que la contaminación no reconoce límites políticos o geográficos y afecta a los países, regiones y pueblos más allá de su punto de origen; incluyendo el cambio climático, la reducción de la capa de ozono, el uso y administración de los océanos y los recursos de agua dulce, la deforestación excesiva, la desertificación y la degradación de la tierra, los vertidos peligrosos y la disminución de la diversidad biológica.
Cuarenta y siete años después, la humanidad se encuentra en una lucha diaria contra la contaminación que avanza rápidamente debido a la falta de atención de muchos gobiernos y personas, que no ven la importancia de cuidar su ambiente.
Ejemplos claros y visibles tenemos en nuestro país. Fotografías del lago de Amatitlán aparecidas en los periódicos nos muestran como el plástico y desechos sólidos han cambiado el contenido de agua por plástico. Las lluvias provocan enormes problemas como inundaciones, derrumbes, caídas de árboles, bloqueos de carreteras, que al final provocan enfermedades respiratorias, muertos, heridos y personas sin casa.
Recientemente, las lluvias inundaron las calles, de la ciudad capital, debido a que los tragantes colapsaron por la enorme cantidad de basura que se deposita o es arrastrada hacia los tragantes. Producto de nuestra irresponsabilidad, por desconocimiento o desinterés.
En 1992, la Cumbre para la Tierra planteó la relación entre los problemas medioambientales del planeta con las condiciones económicas y los problemas de la justicia social. Demostrando que las necesidades sociales, medioambientales y económicas deben equilibrarse unas a otras para obtener resultados sostenibles a largo plazo. Y que si la gente es pobre, y las economías nacionales son débiles, el medio ambiente se resiente; al consumir en exceso los recursos, la gente sufre y las economías se debilitan. También señaló que las acciones o decisiones locales más insignificantes, buenas o malas, tienen repercusiones potenciales a escala mundial.
António Guterres, secretario general de la ONU dirigiéndose a los mandatarios de todo el mundo este 5 de junio en China, expresó: “Es hora de actuar con contundencia. Mi mensaje a los gobiernos es claro: gravar la contaminación, dejar de subvencionar los combustibles fósiles y dejar de construir nuevas centrales de carbón. Necesitamos una economía verde, no una economía gris. El ser humano es a la vez obra y artífice del medio que lo rodea, el cual le da el sustento material y le brinda la oportunidad de desarrollarse intelectual, moral, social y espiritualmente. En la larga y tortuosa evolución de la especie humana en este planeta se ha llegado a una etapa en que, gracias a la rápida aceleración de la ciencia y la tecnología, las personas han adquirido el poder de transformar, de innumerables maneras y en una escala sin precedentes, cuanto las rodea”.