Emilio Matta

emiliomattasaravia@gmail.com

Esposo y padre. Licenciado en Administración de Empresas de la Universidad Francisco Marroquín, MBA de la Universidad Adolfo Ibáñez de Chile, Certificado en Métodos de Pronósticos por Florida International University. 24 años de trayectoria profesional en las áreas de Operaciones, Logística y Finanzas en empresas industriales, comerciales y de servicios, empresario y columnista en La Hora.

post author

Emilio Matta Saravia
emiliomattasaravia@gmail.com

Luego de leer una recopilación de los “programas” de gobierno de los candidatos a la presidencia de Guatemala, muy bien realizada por parte del personal de la empresa Transdoc, veo que estas elecciones serán más de lo mismo.

La mayoría de las propuestas se centran en el tema económico, que por cierto la mayoría de los candidatos no domina, y ofrecen a diestra y siniestra atraer inversión extranjera y generar empleo, llegando algunos al colmo de cuantificar sin una base técnica verificable la cantidad de empleos que según ellos generarán durante su gestión. Entiendo que la situación económica del país es grave y que la mayoría de nuestros habitantes, principalmente la población más vulnerable, no encuentra empleo formal y bien remunerado para poder atender sus necesidades más básicas. Y los candidatos saben aprovechar esta necesidad del electorado para prometer lo que sea, aunque no tienen ninguna intención de cumplirlo con tal de llegar a ocupar la primera magistratura de la nación.

De lo que no hablan los candidatos es que la corrupción campante y la falta de certeza jurídica (entendida como es y no como la malinterpretan aquí) son los principales obstáculos que ve cualquier inversionista serio que pretende invertir en Guatemala. Otra falencia que presenta nuestro país frente a otros destinos de inversión es la falta de mano de obra calificada (profesionales universitarios con conocimientos técnicos en un área específica) que nuestro país ofrece. Intel, por ejemplo, no puede instalar aquí un centro de investigación y desarrollo, como el que tiene en Alajuela, debido a que no ofrecemos suficientes ingenieros calificados para satisfacer su demanda.

Las deficiencias anteriores no se arreglan de la noche a la mañana ni en un solo gobierno, como lo sugieren nuestros mesiánicos y todopoderosos candidatos. Se debe, en primer lugar, combatir la corrupción eliminando desde nuestro marco jurídico los incentivos que la originan, así como perseguir y encarcelar a corruptores y corruptos. Para mejorar la calidad de nuestra oferta laboral se debe primero enfocar en erradicar la desnutrición crónica infantil que es un tema que casi ningún candidato toca, y los pocos que lo hacen, se nota que no tienen idea de cómo enfrentarlo. Es impensable que en pleno siglo XXI uno de cada dos niños guatemaltecos padezca este mal y, peor aún, que como sociedad neguemos este serio problema. Sólo si contamos con una población nutrida y sana podremos pensar en darle la educación de calidad que necesita para poder acceder a empleos mejor remunerados, que son los que ofrece un inversionista extranjero serio.

La primera magistratura de la nación requiere de un estadista que sea capaz de dejar a un lado intereses personales, partidistas o de sus financistas para tomar las decisiones valientes que nuestro país requiere para despegar económicamente y reducir dramáticamente los índices de pobreza actuales. Estas decisiones pasan por eliminar la corrupción, erradicar la desnutrición crónica infantil y mejorar la salud y educación de nuestra población, principalmente de la niñez.

Artículo anteriorLa Iglesia Católica: un llamado al voto reflexivo y consciente
Artículo siguienteAplicar a Guatemala