Arlena_dcifuentes@hotmail.com

Los guatemaltecos vivimos en la actualidad en medio de la incertidumbre y la confusión que generan la falta de certeza en relación a quiénes serán finalmente los candidatos cuya participación depende de lo que resuelvan las cortes a nivel nacional e internacional en el caso de Zury Ríos y de Thelma Aldana. Un proceso electoral, viciado y me atrevo a decir ilegítimo debido al manoseo que se ha hecho del mismo.

Personalmente, con los resabios de idealismo que aún conservo, hubiese esperado el surgimiento de un partido político cimentado sobre principios, valores, capacidad; integrado por hombres y mujeres probos, pero una vez más tenemos frente a nosotros una oferta electoral con más de lo mismo. Además de los graves equívocos cometidos por la dirigencia de uno o dos partidos que contando con cierta credibilidad se equivocaron al momento de elegir candidatos dando al traste con la confianza que podían haber acumulado a lo largo de un trabajo serio realizado en el pasado, postulando a personas que no tienen ni la capacidad ni la experiencia para asumir la dirección del país.

En todo este desbarajuste hay una Institución cuya voz no se ha escuchado al unísono y que aún puede asumir un papel orientador, de “ser luz” en la oscuridad, me refiero a la Iglesia Católica. Es frecuente escuchar expresiones provenientes de mis hermanos católicos que rechazan contundentemente “la política”. ¡Quién les dijo que la política es mala! Somos los seres humanos quienes la hemos envilecido con nuestra actuación y permisividad. Señores Jerarcas de la Iglesia Católica, a ustedes compete orientar a su grey a través de mensajes que clarifiquen la confusión existente; misma que también responde a intereses y componendas de aquellos que quieren hacerse del poder. La Iglesia debe pronunciarse de manera unificada, sobreponiéndose a las diferencias existentes en su interior con un único propósito: La llamada a discernir el voto, adecuando el llamado a las diferentes poblaciones, ya que como Institución puede llegar a los lugares más recónditos del país, a través de un discurso unificado.

Monseñor Cayetano Parra Novo (Papito), Obispo Auxiliar y Vicario General, ha compartido algunos mensajes que nos invitan a emitir un “voto consciente”. Dice Monseñor Parra Novo que es importante que las nuevas autoridades se comprometan a eliminar las causas de las principales amenazas, a crear fuentes dignas de trabajo, “es urgente una verdadera y efectiva protección social, económica y jurídica de la familia. Les invito queridos hermanos a emitir su voto consciente, a dejar de una vez por todas al VOTO IMPULSIVO –yo agregaría al voto irresponsable que nos lleva a votar por el menos malo– y pasar al voto reflexivo, al voto consciente… A observar, analizar y elegir libre y responsablemente”.

El momento demanda la unidad de criterio, dejar de lado todo lo que obstaculice la búsqueda del bien común. La Iglesia no es apolítica como la gran mayoría de católicos necesitan creer, las divisiones internas surgen precisamente porque hay diferentes percepciones de la realidad y diversos criterios para abordarlas. Sucedió en el proceso de Negociación de la Paz –viví la experiencia– posturas encontradas entre Monseñor Quezada Toruño y Monseñor Gerardi, por tener puntos de vista distintos, los cuales fueron superados en su momento. En mi opinión, el Papa Francisco es un Estadista de altura, experto en relaciones internacionales con un objetivo: la consecución de la paz entre hermanos. Siguiendo el ejemplo del Papa, ¿Por qué no llamar a un encuentro ecuménico? Una sola voz, un único objetivo.

“La conciencia es un juicio de la razón por el que la persona humana reconoce la cualidad moral de un acto concreto. –Toda persona– está obligada a seguir fielmente lo que él –o ella– sabe que es justo y recto” (Catecismo de la Iglesia Católica, No. 1778; Catholic Conference).

Artículo anteriorSandra: estado legal o ilegal de su candidatura
Artículo siguienteLa pobre oferta programática de los candidatos