Víctor Ferrigno F.

Jurista, analista político y periodista de opinión desde 1978, en Guatemala, El Salvador y México. Experiencia académica en las universidades Rafael Landívar y San Carlos de Guatemala; Universidad de El Salvador; Universidad Nacional Autónoma de México; Pontificia Universidad Católica del Perú; y Universidad de Utrecht, Países Bajos. Ensayista, traductor y editor. Especialista en Etno-desarrollo, Derecho Indígena y Litigio Estratégico. Experiencia laboral como funcionario de la ONU, consultor de organismos internacionales y nacionales, asesor de Pueblos Indígenas y organizaciones sociales, carpintero y agro-ecólogo. Apasionado por la vida, sobreviviente del conflicto armado, luchador por una Guatemala plurinacional, con justicia, democracia y equidad.

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Víctor Ferrigno F.

El 76% de la población considera equivocado el rumbo que lleva el país, dirigido por Jimmy Morales, y se muestra pesimista con respecto al futuro. La mayor parte de la ciudadanía considera que la corrupción en el gobierno es el principal flagelo que enfrenta el país, aún sobre la violencia, el crimen y las drogas, y que influye negativamente para que el resto de los problemas que se viven no se puedan mejorar.

Los anteriores datos proceden del Estudio de Opinión Pública No. 86, realizado por la empresa CID-Gallup entre el 8 y el 13 de mayo. Estos estudios, con un 95% de confiabilidad, vienen realizándose desde la década de los años 80.

En opinión de los encuestados, después de la corrupción gubernamental, los cuatro principales problemas nacionales son el desempleo (20%), el costo de la vida (13%), el crimen y la violencia en el barrio (12%) y la falta de atención médica de calidad (11%). En relación con la situación económica de su familia hoy, en comparación con el año pasado, el 43% consultado considera que está igual de mala, y el 40% piensa que peor. El 38% opina que el costo de la vida ha subido mucho.

En cuanto a la incidencia del crimen y la delincuencia en su comunidad, el 22% de entrevistados cuenta con víctimas en su familia.

Es decir, desaprueban el rumbo político, económico y de seguridad que lleva el país. El mensaje al Pacto de Corruptos no puede ser más claro, y en las elecciones verán el costo de su rapiña.

Al evaluar las labores presidenciales de Jimmy Morales, el 62% las desaprueba en términos generales, calificándolas muy bien solo el 3%. El 70% de los encuestados considera que, desde 2016, el Presidente nunca o casi nunca buscó hacer lo que es bueno para el país. O sea que Morales reprueba estrepitosamente, con una marcada tendencia a la baja ¿o a la catástrofe?

Para valorar a las figuras políticas establecieron un índice, restando las opiniones negativas de las positivas, dando un resultado por resta. Zury Ríos (46-24=22), seguida por Roberto Arzú (40-25=15) y Giammattei (39-28=11) son los personajes mejor evaluados. Con un índice negativo, los peor evaluados son Jimmy Morales (-21) y Thelma Aldana (-7). Puntean positivo Iván Velásquez (8) y Sandra Torres (47-46=1), aunque ésta tiene el antivoto más alto.

En cuanto a los partidos políticos, el 66% no sabe, no responde o no tiene preferencia por alguno. Con mayores preferencias está la UNE, con apenas el 11%. Con un 2% le siguen PAN, CREO, UCN, FCN y PC. Un claro rechazo a la vieja política.

El estudio de opinión se hizo antes de la exclusión legal de las candidaturas de Zury Ríos y Thelma Aldana. A la pregunta de por quién votarán, los encuestados respondieron que por Sandra Torres (21%), Zury Ríos (14%), Giammattei (9%), Aldana (8%), Arzú (8%) y Mulet (4%). El 28% dijo que nunca votaría por Torres, y el 10% que nunca lo haría por Thelma Aldana, cuya imagen ha sido seriamente deteriorada por los ataques del Pacto de Corruptos.

El 52% de los encuestados aseguró que es muy probable que vote, un 13% que es algo probable, y un 14% que es poco probable; un 18% aseguró que no votará. El 40% se considera muy seguro que votará por el/la candidata que escogió en la encuesta; el 41% está poco o nada seguro, o no escogió candidato. Este es el voto en disputa.

Para sorpresa de muchos, el 67% de encuestados está muy o algo satisfecho con el desempeño del Tribunal Supremo Electoral.

El mayor daño que se le puede infringir a la democracia es darla por consumada, sin comprender que su ampliación y profundización nunca termina. En ese contexto, las elecciones deben entenderse como un termómetro para medir la calidad de nuestra democracia, cuyos avances son pocos, flacos y lentos.

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