Danilo Santos
Politólogo
desantos.salazar@gmail.com
No me fío de todo lo que pasa alrededor y cómo se van definiendo las ofertas electorales. La judialización no es excusa. Cualquier candidato o candidata sabía que la coyuntura sería esa, y que las élites y sus operadores estarían en franca ofensiva. Así que si alguien quedó afuera de la contienda fue por falta de una correlación de fuerzas suficiente o simple falta de cálculo.
Lo de fondo en todo esto quizá sea el control que tienen del contexto los poderes económicos y políticos en el país, no han dejado cabo suelto, y quien ha sido visto como amenaza ha sido excluido, no solo a través de los órganos jurisdiccionales correspondientes, sino de los medios de comunicación y el imaginario del electorado. No importa qué coyuntura se desate, nada cambia, eso se llama controlar el contexto.
Al final tenemos una diáspora de oferta de la izquierda, con partidos pequeños y débiles, disputándose el mismo voto; es fácil prever los resultados de esto. El único partido con mayores posibilidades es el Movimiento para la Liberación de los Pueblos; le guste o no a la izquierda burguesa, el MLP tiene estructura, disciplina, y lo más importante, postulados que representan el intento de desmontar los paradigmas imperantes desde el pensamiento de la derecha ultraconservadora y oligárquica. Decirse de izquierda y no plantear cosas distintas que puedan liberarnos de la opresión de los de los dueños del país, es ser la izquierda del sistema…
Por otro lado, la derecha también es una diáspora, con la diferencia que esta tiene mayor nicho de votantes, se pueden dar el lujo de dividirse en muchas partes, ir a elección, ser electos por diferentes vehículos y luego unirse contra los intereses de sus votantes. Lo saben hacer muy bien, lo han hecho y ahora repiten la fórmula electoral y seguramente repetirán la manera en que hacen política desde el Legislativo y el Ejecutivo.
Bien entonces, si la izquierda es débil y está dividida, y la derecha es fuerte y tiene estrategia, lo que nos espera es un poco de más de lo mismo. Estas elecciones son un hecho, falta menos de un mes para saber cómo quedará la “representación” en el Congreso de la República y entonces saber con qué personajes y agendas habrá que lidiar durante cuatro años. Ojalá aprendamos la lección y no nos quedemos donde quieren los poderes ocultos, jugando a incidir en sus operadores, olvidándonos por completo de fortalecer propuestas políticas, económicas e ideológicas que superen los estigmas que han montado sobre el pensamiento disidente, que hablemos de una vez desde la voz de izquierda, sin miedos ni medias tintas.
El MLP está siendo la vanguardia y quizá eso molesta a algunos, habrá que cuestionar los problemas existenciales, de clase e ideológicos que no nos permiten ver el aporte de un partido campesino en pleno siglo veintiuno.
Si solo nos quedamos reaccionando a lo que nos presenta la derecha, pronto estaremos frente a un nuevo proceso electoral, sin fuerzas y nuevamente con muchas divisiones.