Pedro Pablo Marroquín Pérez
pmarroquin@lahora.com.gt
@ppmp82
El martes dije que ni ayer, ni hoy ni mañana se deben desobedecer los fallos de la Corte de Constitucionalidad (CC) y por eso, tal y como lo ofreció Thelma Aldana, ella y Semilla deben aceptar el fallo de la CC, así como lo debe hacer la ciudadanía en general y no solo cuando cree que le conviene un fallo y por eso lo cumple y acepta. Cualquiera se puede sentir en la libertad de criticar el fallo, el fondo o las formas, pero no se puede ni se vale querer incentivar un desacato.
Siendo consecuentes, es necesario repetir que en Guatemala y el mundo todos debemos rendir cuentas de nuestros actos y para eso no hay vínculos de familia, posición económica, social o de cualquier naturaleza que nos prescriba que hay alguna especie de personas que se salvan de esa elemental obligación que tenemos los seres humanos que estamos sujetos a un juego de reglas.
Dejando todo lo anterior claro, creo que también es preciso argumentar que ayer ganó, por el momento y por un buen tiempo, el sistema que tenemos porque se aseguró que lo que parecía como una amenaza deje de serlo en el corto plazo y en el plano electoral.
Ganó el sistema porque lograron hacer la presión suficiente para que la Contraloría General de Cuentas presentara una denuncia en la que dice que el trabajo sí se hizo, pero no se socializó y que eso fuera suficiente para retirar un finiquito entregado con anterioridad a la denuncia.
Prevaleció el sistema porque fue capaz de “correr durante el fin de semana”, como dijo el fiscal encargado, para armar un caso que derivó en una orden de captura que sirvió para seguir construyendo el escenario con el que se buscaba dejar fuera de la contienda a la persona que quizá, hoy, más odios encarna dentro de un poderoso sector de la población.
El sistema se logró recomponer porque la Corte Suprema de Justicia (CSJ) que fue electa por un Congreso dominado por dos partidos que quedaron evidenciados por las investigaciones penales, hizo su efectivo papel y porque se creó tal escenario que dejó la mesa servida para la resolución que ayer emitió la CC, integrada por ley con siete magistrados.
Para el sistema fue más “fácil” operar porque la candidata “antisistema” no atinó a encender una base que sigue sin entender cómo es que la disfuncionalidad del sistema le hace lidiar con facturas impagables. Sin duda alguna y como todo en la vida, hubo cosas que se debieron hacer diferentes porque el tamaño del rival (el sistema) así lo demandaba.
Pero…. Usted debe saber que ayer ganó el sistema una batalla muy importante, pero la “guerra” por una transformación del país aún está por decidirse porque el solo hecho de quiénes aparecen en la papeleta no transforma el sistema, y queda la sensación de que lo consolida. La reforma integral del Estado es tarea nuestra y esa la debemos ejecutar nosotros y por eso ahora es fundamental centrar los esfuerzos en la denuncia de los vicios estructurales del sistema para ir construyendo puentes que nos permitan derribar los tentáculos en la justicia, en el sistema de compras y rendición de cuentas, de cárceles, de salud, de educación, de seguridad, en la matriz de generación de oportunidades y un largo etcétera.
El lunes y ayer habló la CC con sus resoluciones, pero sin duda alguna seguirá teniendo la palabra con el caso de Sandra Torres, de Felipe Alejos, de Enrique Degenhart, de Sandra Jovel y el mismo Presidente de la República, siendo estos tres últimos personas que han desafiado a la corte fuerte, claro y sin tapujos.
El país aún no está perdido, pero dependerá de nuestra madurez, de nuestra convicción, de nuestra entrega para construir sobre mínimos y de nuestra entereza para enfrentar el vendaval de quienes hoy sí creen que ya ganaron la batalla.
Es La Hora de la conspiración de los buenos y el momento de tender puentes para llegar a los destinos.