Cartas del Lector

post author

Edgar Villanueva

Desde hace algún tiempo, los guatemaltecos acudimos con mayor frecuencia a las redes sociales para informarnos. Si queremos enterarnos de nuestro entorno social, tal vez usamos Facebook o Instagram, y si queremos saber qué está pasando en el acontecer nacional probablemente recurramos a Twitter. La interactividad y facilidad que nos dan estas herramientas es invaluable y en dos o tres clics podemos enterarnos qué está pasando en la vida de algún amigo en Brasil o del acontecer más reciente en Singapur.

Sin embargo, no todo lo que nos proporcionan las redes es positivo. Especialmente en redes donde lo que buscamos es “noticias” para informarnos sobre temas políticos o económicos. La desinformación ha copado las redes al punto que ya no sabemos si lo que leemos es cierto. Esta situación causa un daño sustancial a los consumidores de información y en el caso particular de Guatemala, incrementa el sentimiento de incertidumbre y polarización existente y genera una psicosis informativa en aquellos que utilizamos las redes.

¿A qué se debe esto? Yo lo atribuyo al uso de netcenters para aumentar la percepción de algún tema. Desde apoyo político en tiempos de campaña hasta desacreditar diferentes figuras públicas, el uso de replicadores inexistentes genera percepciones erróneas y criterios equivocados. Por otro lado, tenemos el uso de las redes para manipular información. Este método, existente desde tiempos inmemoriales, se ha visto exaltado por el uso de redes sociales por su alcance y el creciente acceso a las mismas.

El paso del tiempo en redes me ha confirmado algo que temía desde que empecé a usarlas. Nunca estaremos totalmente seguros de la información que circula en ellas. Sin embargo, hay cosas que podemos hacer para asegurarnos que la información que nos interesa tenga algún grado de confiabilidad. Tenemos algunos remedios a la mano, aunque ninguno sea infalible.

Primero está la verificación de fuentes, especialmente de los perfiles de usuarios, pues muchas cuentas o son de netcenter o son segundas y terceras cuentas de personas (usuarios) reales. Otra forma es la confrontación de información con otras fuentes que ya hemos verificado como confiables y el uso de aplicaciones que nos ayudan a verificar información. Por ejemplo, la aplicación Confirmados está ayudando a establecer, en alguna medida, la veracidad de las afirmaciones de los candidatos presidenciales en esta elección.

Finalmente, podemos recurrir a eliminar o bloquear aquellas cuentas que generan o replican información falsa o tendenciosa. El bloqueo permitirá que dejemos de ver su información, la que replica y restará importancia a la cuenta.

Mi consejo es que nos tomemos el tiempo de asegurarnos que la información que consumimos, replicamos y compartimos sea en alguna medida confiable y que detengamos nuestro impulso de darle “me gusta” a publicaciones que incitan, que desinforman o que denigran. Estos filtros voluntarios ayudarán a “limpiar” lo que nuestros ojos ven y aquello que nuestro cerebro procesa y almacena. Además, es una buena obra social. No seamos parte de la desinformación.

Artículo anteriorTodo un desafío
Artículo siguienteGenocidio y memoria