Alfonso Mata

alfmata@hotmail.com

Médico y cirujano, con estudios de maestría en salud publica en Harvard University y de Nutrición y metabolismo en Instituto Nacional de la Nutrición “Salvador Zubirán” México. Docente en universidad: Mesoamericana, Rafael Landívar y profesor invitado en México y Costa Rica. Asesoría en Salud y Nutrición en: Guatemala, México, El Salvador, Nicaragua, Honduras, Costa Rica. Investigador asociado en INCAP, Instituto Nacional de la Nutrición Salvador Zubiran y CONRED. Autor de varios artículos y publicaciones relacionadas con el tema de salud y nutrición.

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Alfonso Mata

Es cierto que gozamos de libertad de ir a hacer una cola, pararnos frente a una papeleta y colocar una cruz donde se nos dé la gana. Lo hacemos conscientemente ya que no nos obligan, aunque a la mayoría –como usted asegura– nuestra Constitución impone “mayores de 18 años, en pleno ejercicio de sus derechos políticos, el deber de velar por la libertad y efectividad del sufragio”.

Pero:

No es cierto que a un acto como el votar, corresponda a una libre elección, ya que las posibilidades de por quién hacerlo “Nos son impuestas” (cosa que se le obliga a una persona a cumplir, soportar o aceptar).

¿De qué habla usted de voto consciente? ¿Lo es sin libertad de elegir lo que se pretende elegir? ¿Lo es cuando ignoramos quién es quién (carecemos de la suficiente información respecto de capacidades y cumplimientos de las personas y partidos) cuando nos basamos en promesas y el sistema no asegura remoción ante el incumplimiento? No existe “libertad” licenciado, mucho menos honor.

No es cierto que la experiencia en nuestro medio, haya demostrado que el voto resuelve. ¡No! señor Fuentes, y para eso lo invito a que analice las estadísticas sociales, económicas, políticas. En cualquiera somos campeones de abajo para arriba; campeones en incumplimientos.

No es cierto que existan opciones políticas. No existen opciones y de eso estamos conscientes, sino, lo reto a que señale las características ideales y si existe algún candidato con ellas, sin mencionar nombres.

No es cierto que existan partidos políticos. Existen oportunistas, engaña babosos para conseguir poder y hacer negocios. Industrias partidistas las llamaría. Industrias para satisfacer ambiciones personales, no para plantear ecuaciones resolutivas de los principales problemas nacionales.

No es cierto que como pueblo tengamos argumentos veraces y contundentes, en cuanto pensamiento organización y gestión de los partidos, como para poder reflexionar sobre sus marcos ideológicos y planes de política nacional, dirigida al cambio, pues no las tienen y jamás hemos visto luchar un partido actual, ni en la palestra legislativa, menos en lo judicial, por causas justas o ¿me equivoco? de ser así, corríjame.

No es cierto que se pueda emitir un voto consciente, cuando lo que construye y ha construido un sistema político como el que tenemos, es un mundo cada vez más peligroso física, mental, emocional y ambientalmente, y en que cada quien, en lo que piensa, es en construirse un mundo inexpugnable a ello.

Bajo ese mundo de desaciertos, creo que en lo que todos estamos conscientes es, que tenemos y buscamos los medios para no dejarnos morir de hambre o dejarnos desplumar y en busca de la mayor independencia del resto. Es lo único cierto y consciente, vivimos en un mundo de ceguera inverosímil licenciado y no es el voto el que lo va a componer. No señor licenciado, no es el voto el que proveerá y el que prevendrá contra los desastres que existen; ¡no! cualquier candidato que triunfe, sólo asegurará la continuidad de los desastres existentes.

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