Pedro Pablo Marroquín Pérez
pmarroquin@lahora.com.gt
@ppmp82
Nadie es culpable hasta ser escuchado y vencido en juicio y dejando eso claro, es bien importante matizar que la razón por la que un puñado de gente quería afuera a la CICIG era para que, ni siquiera, se dieran investigaciones que buscaran dilucidar los hechos en los tribunales de justicia. Para muchos, su posición de poder, influencia, origen social o posición económica es su “mejor garantía” de “honorabilidad”.
Con el caso de ayer se empieza a derrumbar eso de que la CICIG solo le apuntó a una parte del capital tradicional de Guatemala porque si algo le critican al señor Mario López, es que su fortuna se empezó a amasar en épocas de Vinicio Cerezo y por eso siempre han existido resquemores y reservas, al punto que la telefónica más grande del país no forma parte de los empresarios organizados.
Muchos no querían CICIG para volver a la Guatemala del pasado en la que, como bien dijo el fiscal Melvin Medina, se “corría para armar los casos”. Si de algo no se puede criticar esta investigación es el tiempo que tomó hacerla, al punto, que dio el margen suficiente para que se presentaran las acciones necesarias para entrampar algunos temas relacionados a personas en particular, según se desprende del mismo comunicado del MP y la CICIG. Acciones que han sido reportadas aquí en La Hora.
La acusación que hacen los investigadores es muy grave y además evidencia a la Guatemala que muchos desean regresar y se resume en que, desde los órganos de poder del Estado, se fraguan cosas siempre y cuando lleguen las cantidades de dinero suficientes para lograr los objetivos. No debemos olvidar que uno de los principales opositores de la famosa “Ley TIGO” fue el ex alcalde, Álvaro Arzú. Otros cinco pesos es que luego, quizá hasta sin hablarse, terminaron aliados en contra de la CICIG.
Los hechos sindicados se dieron antes de que en el 2015 iniciara la lucha contra los actos de corrupción y los esfuerzos pro impunidad y previo al 2015 no se cuidaban las formas. Hay agentes de la SAAS que al parecer estaban hartos de ser usados como “mulas” por Roxana Baldetti y allegados que cansados de lo que tocó vivir, decidieron hablar porque entendieron que Guatemala así no tenía ni tiene futuro.
Ahora toca el turno del proceso legal y como no hemos hecho nuestros deberes reformando la justicia, el proceso no solo será eterno sino que además, está por verse, el papel que jugarán los magistrados de la Corte Suprema de Justicia (CSJ) que fueron electos por esa legislatura a cuyos miembros hoy se les acusa de haber recibido abundantes sobornos. Sin olvidar que como moneda de cambio está la futura elección de CSJ que se dará en septiembre.
Lo que de verdad no me cabe en la cabeza, es ¿cómo puede haber gente que aún defiende este sistema? Este sistema es el peor lastre para el desarrollo integral de nuestra gente y nuestro país, para el crecimiento económico, para atraer capitales y para diseñar un país en el que quepamos todos.
Y viendo todo lo que ocurre, queda en claro el papel que jugó Jimmy Morales, pues fue la marioneta perfecta de quienes desean preservar el asqueroso estado de las cosas. Nadie puede dudar de sus motivos para expulsar a la CICIG, detener la reforma a la justicia y asegurar que el país siga sumido en un pantano de corrupción, influencias e impunidad. Sin agregar su relación con Mario Estrada.
La expulsión de CICIG se reduce al deseo de no tener investigaciones de fondo, con calidad y sustento probatorio para regresar, de una vez por todas, a la Guatemala del pasado en la que la corrupción y la impunidad eran la norma con la que unos pocos desean dirigir este bello pero sufrido país.