Por: Rolando Alfaro Arellano
Recién hemos celebrado el Día de la Tierra, especialmente por aquellos que, en verdad, hemos dejado camino para que las nuevas generaciones de guatemaltecos se interesen por la Patria que los vio nacer.
Sin embargo, al revisar las pocas entidades que cada día se preocupan por la naturaleza, sean bosques, lagos, ríos, aire, agua, flora y fauna, luego, lo olvidan y se puede respaldar lo escrito por el hecho de que nuestro sufrido país, carece de una legislación adecuada para velar por los recursos naturales descritos anteriormente.
A las pruebas me remito, falta de una adecuada Ley Ambiental, con sus respectivos reglamentos, entidades gubernamentales con profesionales conocedores del Derecho Ambiental, dignidad y sinceridad, al reconocer si se posee la debida experiencia para trabajar en el campo jurídico ambiental y sus resultados, de lo contrario, muchas dependencias están presumiendo con sombrero que no les queda adecuado.
En consecuencia, nada en dos platos, sin reglamentos y sin leyes apropiadas pero ni a la esquina se podrá llegar.
Además, quienes hemos estudiado, investigado y propuesto soluciones a la problemática que se vive en el país por permitir que las autoridades que participaran desde Estocolmo, Suecia y otras naciones, incluyéndose a nuestro país se olvidaran del compromiso que adquirieran para proteger el entorno humano y sus normativas continúan olvidándose del mismo, y es más soslayando los esfuerzos que los especialistas guatemaltecos vienen haciendo por mejorar el entorno humano de quienes habitamos la bella Guatemala no tienen excusa algún, y, quizás por negligencia e ignorancia ni sienten y agradecen lo efectuado por profesionales guatemaltecos en el tema tratado, incluyéndose participaciones públicas y privadas e internacionales.
Basta con consultar las Bibliotecas de los Colegios Profesionales de las Ciencias Jurídicas y Sociales, seminarios y Congresos Jurídicos, efectuados como para tener una ética bien formada como para exigirle a las autoridades de turno que cumplan con su responsabilidad, especialmente, debido a los estudios realizados, integrando foros de discusión a nivel nacional e internacional.
Qué pasa señores jurisconsultos, qué sucede con el sueño eterno de algunos guatemaltecos que quisiéramos volver a tener a la flor de pascua en la cintura de América como lo expusiera el único premio nobel de literatura producto del literato Miguel Ángel Asturias.
Qué pasa connacionales que todo lo critican y no pueden reconocer ni tan siquiera a los buenos guatemaltecos que por años vienen advirtiendo del daño que se está provocando al país; será ignorancia, envidia, dolo, o simple indiferencia.
Por último, es justo recomendar a los habitantes del territorio nacional que debemos mejorar nuestro entorno para bienestar de las presentes y futuras generaciones, no es ético que existan grupos que quizás con conocimiento de lo ya descrito, se hagan los sordos, mudos y desentendidos. La Patria en su debido tiempo se los demandará.
En vista de lo ya escrito, este artículo rinde una verdadera felicitación a aquellos connacionales que verdaderamente en sus respectivos ramos han venido trabajando por mejorar el entorno humano guatemalteco.