Jorge Morales Toj

Maya K’iche’, Licenciado en Ciencias Jurídicas y Sociales, Abogado y Notario, con estudios de Maestría y Doctorado en Derecho Constitucional. Pacifista y Defensor de los Derechos Humanos.

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Jorge Morales Toj
jorgemoralestoj@gmail.com

En todos los países del mundo, el Primero de Mayo se celebra el Día Internacional del Trabajo. Un día que nos hace recordar y homenajear a toda la clase trabajadora que mediante su esfuerzo y labores diarias engrandecen la economía.

La historia del Día del Trabajo se remonta a la lucha de los trabajadores de Chicago que el Primero de Mayo del año 1886 impulsaron y sostuvieron una huelga gigantesca con el objetivo de conseguir una jornada laboral de ocho horas y mejoras para la clase trabajadora. Las conquistas de la clase trabajadora desde esa época han conllevado organización, movilización, luchas, sangre y vidas especialmente de la dirigencia.

Las tradicionales manifestaciones del Día del Trabajo se conmemoran y se le rinde tributos a todas las luchas de las generaciones pasadas, asimismo, por las reivindicaciones presentes. Por ello, consignas tradicionales se lanzan por las calles y avenidas de las ciudades, en las que se expresa: “Este día no es de fiesta, este día es de lucha de protesta”. También se demanda libertad sindical y mejoras salariales.

Según datos del INEI, la población en edad de trabajar es de 4 millones 922 mil 412; la población netamente activa es de 2 millones 738 mil 825; y la población netamente inactiva, es de 2 millones 183 mil 587. El desempleo es prácticamente una violación a derecho al trabajo, esta grave situación tiene mayores efectos en el área rural y en comunidades indígenas. Hay otras estimaciones que establecen que 2 mil 500 guatemaltecos, especialmente del área rural están desempleados.

Hace pocos días entrevisté a una mujer indígena y me contó que a los doce años tuvo que dejar el área rural y trabajar de sirvienta en casa particular y las condiciones eran las siguientes: Dormía fuera de la casa de sus patronos en un cuarto pequeño junto con el chucho, no le daban desayuno, la discriminaban por su condición étnica, la excluían de eventos de la casa y le pagaban una miseria. En la actualidad cientos de señoritas indígenas trabajan así. ¡¡Esas condiciones de esclavitud laboral deben cambiar!!

En mi caso, mi primer trabajo fue a los 8 años, trabajé de ayudante en un taller de reparación de motocicletas en Santa Cruz del Quiché todas las mañanas y me pagaban un quetzal al mes. Mi trabajo me gustaba, pero detestaba que la esposa del dueño del taller, me sacara de mis labores acordadas y me sobreexplotara y me pusiera a cuidar a niños de muy pequeña edad.

En este Día Internacional del Trabajo debemos reiterar que el trabajo es un derecho y que tiene que ver con el desarrollo integral de las personas, tiene que visualizarse como oportunidades para satisfacer las necesidades de los ciudadanos. Trabajos dignos y bien remunerados y equitativos entre hombres y mujeres, contribuyen a avanzar en la erradicación de la pobreza.

Desde Quetzaltenango saldrá la Marcha de la Dignidad, por la Vida y la Justicia. Distintos movimientos sociales, organizaciones indígenas y campesinas caminarán hacia la ciudad capital y culminarán el 8 de mayo. Los convocantes hacen un llamado a “sumarse a esta marcha, porque la Democracia es algo más que elecciones y cambio de gobierno. No puede haber democracia verdadera en un país donde se violan constantemente los derechos colectivos e individuales…”.

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