René Leiva
REMHI-CICIG. Al obispo Juan José Gerardi, coordinador del informe Recuperación de la Memoria Histórica, REMHI, no podían expulsarlo del país por “extranjero indeseable”. Al excelente comisionado de la CICIG, Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala, jurisconsulto Iván Velásquez, no podían sorprenderlo inerme y asesinarlo de un golpe en la cabeza. (Dedicado al espíritu inmundo y obstinado de Mono de Oro y su poco biodegradable efluvio contaminante de monóxido de arzufre.)
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¿Nostalgia? Ah, qué tiempos aquellos; cuando las elecciones generales y coroneles eran un golpe de Estado Técnico, de mero trámite, anunciado y pacífico, que seguía paso a paso todos los pormenores del libreto democrático; un enorme montaje en que casi todo el pueblo participaba, con apenas sospecharlo, de la farsa a escala nacional, cuya parte legal, digamos, se perpetraba en las instalaciones del Registro Electoral por achichincles civiles y serviles del señor Ejército, cuijes de la oligarquía, lambiscones de la Embajada, y ratificado por un Congreso Nacional en calidad de cloaca a donde iban a parar (todavía) todas las inmundicias segregadas por esos otros chiqueros que eran (aún son) los mal llamados partidos políticos de la época, no peores que los actuales, desechos del mismo aparato digestivo de la rapiña y la carroña.
Qué fraudes aquellos, cuando la democracia formal o teórica estaba entre gaseosa y líquida, todavía en una siempre lejana, imposible “consolidación”.
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Raíz biológica del transfuguismo. Respecto al transfuguismo diputestre, el profesor Leoncio Jumay Rodríguez, catedrático e investigador de la Pontificia Universidad de San Pedro Ayampuc, sostiene que dicho fenómeno, con diferente nombre, también acaece en la religión y el deporte, que en realidad es un atavismo de raíz biológica, de adaptabilidad, ocurrente en especies vegetales y animales en estado salvaje. Por tanto, según Jumay Rodríguez, al diputado tránsfuga debe considerarse como un espécimen del reino animal que lleva en sus genes el inexorable instinto de aclimatarse al ambiente natural que le es más propicio, ello como parte de la todavía inconclusa evolución de las especies, en que aquellos de mayor adaptabilidad son más exitosos, así sea en un contexto refractario a la moral y la ética y la coherencia ideológica como es la politiquería. (En más de un ámbito de la sociedad humana, el llamado éxito está en relación directa don atavismos, instintos, mimetismos, tendencias zoológicas, y leyes biológicas, a despecho de la razón, el criterio, la probidad, el crédito, y otras incomodidades o impedimentos).
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Logomaquia (1). ¿Puede pretenderse una defensa virtual, oficiosa, oblicua, logomáquica, como ejercicio solidario ideológico de la ultraderecha, del ex candidato a la presidencia de la República por el basurero UCN, enjuiciado en Estados Unidos, defensa basada en inferencias y presunciones paradójicas, en una supuesta trama de yerros, disparates e incongruencias como mecanismos de la trampa en que cayó el impune criminal? Sí, todo puede intentarse en el vasto y sembrado de dudas reino de la logomaquia, donde cabalmente rige el equívoco.