Cartas del Lector

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Alfonso Mata

El 15 y 22-4-2019 en su columna en elPeriódico M. Fuentes D. presentaba argumentos sobre la ineficiencia del voto nulo. No estoy de acuerdo con sus planteamientos sobre el sin sentido y despropósito de dicho voto.

La tesis política social sobre lo que debe ser nuestra nación, desde décadas, ideológicamente nos divide en grupos y subgrupos y en medio de ello, el grupo industrial y elites comerciales, han desarrollado un sistema de presiones e intereses y manejos, no siempre legales y morales, de tal densidad, que los desarrollos sociales ideológicos no son más que juegos mentales en estos momentos. Ello significa que el crecimiento social, político y económico de la nación, ha sido sustituido por intereses que manejan y ordenan la formación de un mundo solo de beneficio para algunos y que el grupo político funciona con “intereses personales” afuera de la democracia y la soberanía. La opinión pública condena la herejía del político, pero no del magnate crecido a costa de fraudes y engaños, verdadero causante de la debacle actual.

Bajo tal escenario, el intelectual, el funcionario justo y honesto, el ciudadano consciente, se encuentra en situación quijotesca: la conocida cantaleta que al votar cambia el político y la política del sistema existente, no es más que un molino de viento girando para producir residuos para el pueblo, provocando que seamos una masa reprimida, sin conciencia de potencialidad de cambio, y ello, digan lo que digan juristas, politólogos y sociólogos, ni de chiste conduce a un proceso electoral que destruya y controle opciones que representan tendencias represivas de intereses comerciales y financieros que a lo único que siempre han conducido es, a una opresión de la democracia, a través de un aparato altamente racionalizado para ello, que ve que todo lo que va contra él debe ser acallado como inconveniente, irracional e izquierdoso y cree y afirma que todo lo que hecha arena sobre sus engranajes de acomodación, es peligroso y antipatriótico.

No pretendamos pues a través de las opciones electorales presentadas, comprensión y resolución de una problemática que es constantemente alimentada por un sistema perverso. El proceso electoral lo que tiene es, perfección de producción de desigualdad, que busca mostrar personajes auténticos a través de la propaganda comercial de imágenes y sonidos, sin que en el fondo exista ni siquiera deseos de abandonar las cuatro paredes del sistema que nos aprisiona. Necesidades económicas y sociales no son los elementos más importantes de la dirección política que se nos está ofertando, más bien, la contienda se puede ver como una empresa comercial, donde el diseño social y democrático es decorativo. No se presentan condicionantes y por lo tanto consecuencias para el cambio. Por consiguiente, orientación y dirección al desarrollo humano y su bienestar.

Si la necesidad legítima para encontrar espacios para crecer no existe en la oferta electoral y no viene regida de obligaciones, entonces me pregunto por qué votar por algo que aleja cada vez más de la realidad y es ajena a ella. El voto tiene sentido cuando la oferta orienta en la dirección exigida por las circunstancias históricas, no cuando desorienta y se dirige a satisfacer los sueños secretos de pícaros y un requisito constitucional. No es cosa ni de más ni de menos.

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