Francisco Cáceres

caceresfra@gmail.com

Nació en Guatemala el 19 de Julio de 1938; tiene estudios universitarios y técnicos en ciencias jurídicas y sociales, administración empresarial, pública, finanzas, comunicación, mercadeo y publicidad. Empresario, directivo, consejero y ejecutivo en diversas entidades industriales, comerciales y de servicio a la comunidad. Por más de 28 años consecutivos ha sido columnista en este medio.

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Francisco Cáceres Barrios
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Conociendo la capacidad y experiencia de don Édgar Monzón, director de la entidad encuestadora ProDatos, la misma que realizó la primera encuesta para el matutino Prensa Libre recientemente publicada, me llamaron la atención los resultados obtenidos referentes a lo que la población piensa sobre los problemas sociales que más están afectando a los guatemaltecos. No me causó asombro saber que el 41% piensa que es la inseguridad, los asaltos y la delincuencia, sin embargo me inquietó más enterarme que la corrupción o enriquecimiento ilícito hayan ocupado el segundo lugar, a buena distancia del primero, con tan solo 22%, cuando sabemos bien que ésta es la primera pieza del dominó que al caer, provoca lo mismo a las restantes, como son la inseguridad, el mal transporte colectivo, falta de empleo y de agua potable, pésimas vías de comunicación, falta de eficientes servicios de salud, educación y carencia de medicinas.

Entiendo perfectamente que debido a los diversos niveles socioeconómicos de nuestra población, vivir en las áreas metropolitana, interior urbano y/o rural y otras más, puedan influir en la manera de pensar de cada uno de los grupos integrantes pero, eso no resta mi creencia porque los que residen en el interior, también sufren dura y directamente las consecuencias de la corrupción, pues sus autoridades en vez de estar preocupados por resolver los problemas, solo se dedican a lograr salir de pobres en el menor tiempo posible, lo que provoca que los fondos se esfumen, sin llegar a beneficiar de alguna manera a la población necesitada.

Asimismo, sigo creyendo que si el país no hubiera tenido los altos niveles de corrupción y de enriquecimiento ilícito que nos ha tocado sufrir durante diversas épocas y períodos, tanto de nuestras autoridades centrales como las edilicias, otro gallo nos estaría cantando. Seguramente hubiéramos podido lograr mejores servicios provenientes de los tres organismos del Estado, como también óptimos centros carcelarios; vías de comunicación, hospitales, centros educativos y de salud, como de asistencia social; muchísima mejor infraestructura y de servicios públicos, lo que contribuiría también para crear más y mejores centros de producción a todo lo largo y ancho del país, como de los servicios de seguridad, para que no solamente se concretaran en meter gente a las cárceles, para que salgan al poco tiempo de haber entrado “por falta de pruebas”, sino alcanzar el caro objetivo de lograr una efectiva prevención de los delitos.

¿Alguien a estas alturas podrá creer que los gobiernos corruptos que hemos tenido que soportar no son los responsables directos de que nuestra joven población se tenga que ir del país persiguiendo lograr el sueño americano, si su familia y ellos mismos hubieran podido optar aquí mismo, en su terruño, con más y diversas oportunidades? No es que dude de los métodos empleados para hacer la referida encuesta, sino insisto en la necesidad de ahondar todavía más en la investigación para encontrar la mejor solución a nuestros problemas.

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