Arlena Cifuentes
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La ingenuidad del guatemalteco es asombrosa, la reciente captura de Mario Estrada y lo que esta deja al descubierto, sus vínculos con las mafias, acusado de haber solicitado dinero al Cártel de Sinaloa y planificar a través de la contratación de sicarios la muerte de quienes podría haber considerado sus más peligrosos rivales, no puede a estas alturas venir a sorprendernos. Después del agua mágica de Roxana Baldetti, de los robos millonarios realizados por el Patriota –y por otros muchos que nunca fueron investigados– todo es posible en nuestra Guate linda, lo que sucede es que tenemos muy mala memoria y muy escasa imaginación. El guatemalteco por excelencia aprendió a ser egoísta y a velar por su interés propio, con mayor razón en la actualidad en la que miles luchan por su sobrevivencia diaria.

No hay un sentido de nación, no existe el sentimiento vinculante o de pertenencia ni mucho menos se nos permitió apropiarnos del significado del concepto “patria”. ¿Cuántos Mario Estrada están hoy en día publicitándose como lo mejor que le puede suceder a nuestro país si votamos por ellos? ¿Cuántos más se estarán beneficiando del financiamiento ilícito? ¿Hasta dónde, a estas alturas del incipiente proceso electoral, estará ya comprometido nuestro territorio para ser utilizado para fechorías y negocios ilícitos por la flamante gama de aspirantes a un puesto público? No me cabe la menor duda que los Ministerios; así como, los puestos clave están ya comprometidos y tengan dueño de acuerdo a la tajada recibida.

Lo que el caso Estrada devela nos escandaliza debido a la ingenuidad, la indiferencia y al desinterés con que se ha visto la cosa pública; hay desconocimiento a pesar de los títulos que puedan haberse acumulado, los cuales no son sinónimo ni garantía de interés en el qué hacer cultural, económico, social y político del territorio en donde nacimos. Dejemos el concepto de patria por un lado, ya que sería muy ambicioso intentar interiorizarlo; así como, apropiarnos del mismo, lo cual no sucede de la noche a la mañana.

Reitero, el momento actual que vivimos, demanda de cada quien actuar con responsabilidad y firmeza. El Ministerio Público como el resto de instancias que tienen a su cargo investigaciones relacionadas con candidatos ya inscritos; así como, con un buen número de candidatos pendientes de inscripción; deben agilizar las mismas, sobre la base de la objetividad dejando de lado los favoritismos ya sea por intereses personales o por presiones políticas.

Cuando se intenta delinear lo que el país necesita urgentemente, que es un equipo capacitado y probo, con la voluntad política para implementar un gobierno que se comprometa, entre otras cosas, a trabajar dentro del marco de un presupuesto austero pareciera ser una utopía, simplemente no existe ni el líder ni el partido cuya inspiración sea esta.

Es importante preguntarnos ¿en base a qué emitiremos nuestro voto el próximo mes de junio? cuando recibamos el cartón para jugar lotería: la muerte, la dama, el borracho, el valiente y todo el sin fin de opciones. En lo personal lo visualizo esto como un ejercicio nada democrático, sabiendo que las instituciones han sido cooptadas, y que jugar a la lotería será nefasto para la inmensa mayoría. ¿Deberíamos estar más interesados en investigar el pasado del catrín, el del borracho, el de la dama, por qué no? Su pasado a profundidad debe interesarnos, aunque si somos realistas debemos reconocer que a ninguno de ellos les interesa el país.

Sorprendámonos SÍ, por el dolor ajeno, por los niños desnutridos, por la casi inexistente atención de la salud, por el pésimo y deplorable sistema educativo, por la desfachatez con la que nos dejamos gobernar. Sorprendámonos por todo lo que permitimos que suceda a causa de nuestra indiferencia e insensibilidad.

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