Pedro Pablo Marroquín Pérez
pmarroquin@lahora.com.gt
@ppmp82
Hay quienes mencionan que, según varias encuestas, los guatemaltecos no están preocupados de sobremanera por el tema de la corrupción porque no aparece como la principal preocupación de los chapines encuestados y hay quienes dicen, “a los guatemaltecos no es la corrupción la que les preocupa, es la falta de empleo”, por ejemplo.
Bueno, hagamos un ejercicio y digamos que las principales preocupaciones del chapín son: a) La falta de empleo y situación económica; b) Violencia; c) Pobreza; d) Falta de acceso a la salud y la educación.
Para enfrentar la falta de empleo y poder mejorar la situación económica, necesitamos atraer más y mejores inversiones al país pero, ¿qué pasa cuando alguien quiere venir a invertir y se topa con la discrecionalidad del funcionario, con el consentimiento a la piratería, el contrabando o cuando alguien que teme a la competencia leal, soborna o financia para evitar que el competidor se pueda instalar en el mercado guatemalteco?
¿Cómo atraer megainversiones, si para algunos proyectos que puedan requerir hasta de una ley, es sabido que hay que ir a negociar con una bola de pícaros a los que el billete les marca el paso? ¿Cómo lograr certeza si sabemos que hay quienes hasta piden ser socios y jueces que operan al gusto de quienes se creen accionistas de una universidad que “no tiene fines de lucro”?
Generar empleos requiere que como país tengamos una economía que ofrezca condiciones más favorables dentro de un marco jurídico claro, que ofrezca certeza general y no solo la certeza de que “el más pícaro tiene ventaja”.
A la gente que le preocupa la inseguridad, es importante recordarle que ha sido la corrupción con su mezcla de impunidad, la que ha drenado los recursos para que invirtamos en la niñez, para que se alimenten, para que se eduquen y para que tengan centros de salud en los que les acompañemos para tener un crecimiento integral, lo que los ha convertido en caldo de cultivo de las maras.
No hay buena educación porque el pacto se negocia por gente que solo busca beneficios para seguir siendo el brazo del choque de gobiernos que descansan en la corrupción y no le entramos al tema de la salud, porque solo se opera alrededor de lo que deja negocio (medicinas y compra de la mayoría de equipo).
Para favorecer los negocios con el dinero de los contribuyentes, hemos diseñado un sistema que tiene a la corrupción como su mejor brazo ejecutor y en la impunidad su mejor aliado para evitar cualquier fiscalización; esto es lo que está en juego en estas elecciones.
Lo que desean, y ya nos lo han demostrado, es regresar a operar en la Guatemala del pasado en la que se borran antecedentes, en la que se alteran partes policíacos, en la que se entregan candidaturas para asegurar un antejuicio, en la que se cooptan fiscales, se eligen jueces a los que se les cobran favores y todo eso, es corrupción lisa y llana.
No nos dejemos engañar por el hecho de que muchos guatemaltecos no entiendan o dimensionen de manera correcta los efectos de la corrupción; mientras no entendamos su estructura nunca podremos hacer los ajustes de la reforma del Estado para intentar enfrentarla de manera integral.
Sin lo anterior, podemos meter muchos mafiosos a la cárcel y hacerlos llevar procesos penales, pero todo seguirá operando como el tráfico de drogas, es decir, cambian los capos y los operadores, pero el negocio sigue boyante cambiando de manos.
Lastimosamente, la corrupción está en todo y mientras no lo entendamos, nunca la vamos a poder enfrentar como debemos.