Grecia Aguilera
Aura Azucena Bolaños de Aguilera nació en Guatemala el 9 de junio de 1942, desde muy joven brilló por su extrovertida personalidad y afinidad hacia grupos de personas en condiciones precarias por ello se consagró como Trabajadora Social, graduada de la Escuela Superior de Trabajo Social de Guatemala. En 1969 contrajo matrimonio con mi querido hermano el Embajador doctor Gabriel Aguilera. El prólogo de su último libro “Mujer del Siglo XX” está prologado por él y en uno sus párrafos se lee: “Su formación educativa no fue fácil, circunstancias económicas adversas la obligaron a trabajar tempranamente y a la par concluir con gran esfuerzo, primero la formación de Maestra de Educación Primaria y posteriormente de Trabajadora Social. El trabajo social requiere una vocación por lo popular, por los pobres, los necesitados. Rara vez ha encajado esa profesión tan bien como en la personalidad y el sentimiento de Aura, poseedora de una notable capacidad de comunicación y empatía con toda persona, pero especialmente con la clase popular y los pueblos mayas. Desde muy joven asumió trabajos difíciles, con no videntes, con niños enfermos y la promoción para el desarrollo con los pueblos mayas, inclusive viviendo en la hermosa pero pobre zona rural de nuestro país.” Aura ejerció diversos cargos, mencionaré por ejemplo que fue Viceministra de Trabajo y Previsión Social, asesora ministerial del Ministerio de Cultura y Deportes, Directora de la Unidad Técnica del Foro Nacional de la Mujer de la Secretaría de la Paz y Directora del Programa de Promoción de la Mujer de la Secretaría de Obras Sociales de la Esposa del Presidente de la República. Por su valiosa labor fue galardonada con un sinnúmero de reconocimientos como la Orden “Dolores Bedoya de Molina” en el grado de Gran Cruz del Gobierno de Guatemala y la medalla “Mujer de las Américas” de la Oficina Nacional de la Mujer. En algún momento expresó: “La vida cambia por etapas, cada etapa tiene sus momentos únicos, el tiempo pasa y las experiencias que tuve la oportunidad de vivir al lado de Gabriel y mis hijos Claudia y Gabrielito, así como de grandes amigos y amigas, me han llenado de felicidad.” Y su amado esposo Gabriel nos dice: “Aura llegó al ocaso de su vida, una vida fecunda. Ella transcurrió sus años de juventud y de madurez en el tiempo de la guerra interna, de la lucha por la democracia, los derechos humanos, los derechos de la mujer, de los pueblos indígenas y de la ilusión de la paz. Participó en esas luchas, sufrió, sobrevivió y aportó. Fue una Mujer del Siglo XX. Cuando nació, sus padres le pusieron una cadenita con una medalla de la Virgen de Guadalupe. De profundas convicciones religiosas, la portó toda su vida. Ahora que ha partido al infinito, que el manto de estrellas de esa generosa Virgen acoja su alma.” Y así su alma fue escoltada por ángeles y arcángeles que descendieron de las alturas el sábado 30 de marzo de 2019 para llevarla a vivir eternamente, como si fuese una bella orquídea, al hermoso vergel de nuestro Padre Celestial, por ello le dedico mi poema titulado “Orquídea” que manifiesta: “Orquídea emancipada/ halo de psique en el borde lunar./ Alma nube/ tez del viento/ pétalo túnica del tiempo./ Orquídea fronda/ ceniza de mis huesos/ armónica floresta/ selva férvida en mis manos/ irradiada hacia mi vientre/ en pulsaciones esmeralda./ Orquídea tul/ liturgia de las horas/ sabia Artemisa de los soles/ cazadora de luz tornasolada./ Vibrátil vertiginosa/ incorrupta cripta natural./ Arrebatada emperatriz/ de las galaxias/ zumo de indulgencia y pulcritud/ contemplación de reflexiones/ en la embriaguez crepuscular/ de la imagen más perfecta./ Majestuosa peregrina/ espléndida leyenda/ en la magia universal.”