Ayer se confirmó lo que con tanto esmero se ha trabajado y a la ex fiscal general Thelma Aldana le fue denegada su inscripción como candidata presidencial porque el finiquito le fue revocado luego de que en el Congreso de la República arrinconaron al Contralor en funciones para que dejara sin efecto el documento extendido conforme a la ley. Para Aldana empieza ahora otra etapa de un largo y tortuoso camino legal, sobre todo porque está visto que en el país la legalidad se la pasan por el arco del triunfo y las instituciones terminan operando al servicio de los poderes fácticos que no le pueden permitir siquiera la posibilidad de aspirar a la Presidencia de la República por lo que, siendo Fiscal, hizo para desbaratar los poderes paralelos que se nutren de la corrupción.
El papel que jugó el Congreso de la República en este incidente es tan obvio como la influencia que tienen en los órganos de justicia que se conforman con base en las famosas Comisiones de Postulación en donde hay operadores muy eficientes que, inclusive, pueden negociar inmunidades a cambio de candidaturas presidenciales y que giran instrucciones a los magistrados para que resuelvan en tal o cual sentido si quieren conservar su puesto o aspirar a algo más en los próximos procesos de integración de las Cortes.
Primero forzaron a la Contraloría a denunciar un reparo sacado de la manga y luego lograron que el Ministerio Público, a marchas forzadas, planteara bajo reserva una denuncia que terminó en una orden de captura que el gobierno espera con todo gusto poder ejecutar en cuanto sea posible. Ahora el TSE se allanó ante la presión dirigida desde el Congreso con el concurso de operadores de las postulaciones y la ruta legal lleva a la licenciada Thelma Aldana a la Corte Suprema de Justicia, la misma que protegió a Sandra Torres, pero que no va a otorgar ningún Amparo a la exfiscal que puso en el banquillo a Blanca Stalling, quien desde esa posición sigue siendo pieza clave en la administración de “justicia” en el país.
Se puede decir que tras dilaciones como la que mostró el TSE para hacer más largo el calvario de la candidatura, Aldana terminará en la Corte de Constitucionalidad jugando su última carta, posiblemente de manera más que tardía, con resultados que estarán por verse. De una u otra manera lograron el objetivo de torpedear la candidatura que más miedo y escozor les provocó desde antes de que fuera iniciado el proceso electoral menos transparente de la historia reciente.