Pedro Pablo Marroquín

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Esposo, papá, abogado y periodista. ¡Si usted siempre ha querido un mejor país, este es su momento de actuar!

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Pedro Pablo Marroquín Pérez
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@ppmp82

Un reportaje de BuzzFeed presentado por Ryan Broderick, Íñigo Arredondo y Karla Zabludovsky evidenció de una manera espectacular cómo es que funcionan los verdaderos netcenters y no estamos hablando de alguien que hace videos para sacarle pisto a muchos preocupados, sino de verdaderos expertos que son capaces de inclinar balanzas con mensajes ya sean reales, medias verdades o “fake news” lisas y llanas.

En Guatemala existen y no se andan promocionando, pero aún no tienen el nivel de sofisticación de Carlos Merlo en México, por ejemplo, pero eso no quiere decir que nadie en Guatemala pueda buscar fuera de las fronteras a esos expertos y de hecho ya hay gente que dice que recurre a ellos. El reportaje, con todos los créditos, aparece en la presente columna porque es algo que se debe ver para entender el mecanismo.

Según se menciona en el mismo, en México el 90% de los “trending topics” son falsos, es decir, creados por los operadores. Carlos Merlo de Victory Lab tiene 17 “oficinas”, 4 mil “periódicos” y se apoya en cuartos llenos de “millenials” que operan cuentas comprados a algunos rusos, (entre otros) y que luego “tropicalizan” con nombres más “americanos”.

Un personaje que aparece en el reportaje pide quedar en el anonimato porque trabaja para alguien que tiene más clientes comerciales y no desean darse color con ellos pues la “agencia” también se mete en política.

Merlo explica que es cosa de dinero, crear la cuenta falsa y pautar un millón de pesos para lograr el objetivo. Le preguntan si no siente que su trabajo es inmoral y dice, “toda la política es inmoral”. Promete retirarse del negocio en 6 años, cuando ayude a elegir o elija al nuevo presidente de México.

Y traigo todo lo anterior a colación, porque hay que reconocer que lo que pasa en las redes es algo que ni las más grandes potencias han podido controlar y en eso, Estados Unidos es un ejemplo y la elección del 2016 la joya de la corona. Pero si sabiendo que es un tema complejo, se le agrega que nuestra autoridad electoral ni siquiera tiene convenios de colaboración con Facebook y Twitter, la cosa se complica aún más.

El lunes, aquí en La Hora publicamos que el Tribunal Supremo Electoral (TSE) no logró firmar acuerdos de entendimiento con las plataformas y cada vez vemos con más frecuencia a candidatos que están pautando en las redes o que están usando plataformas “disfrazadas” para promocionarse.

Además, muchos son los ejemplos de gente que necesita aclarar mentiras que pululan en las redes, lo que además hace que el debate electoral sea muy limitado y opaco porque la gente debe estar aclarando las mentiras con las que algunos buscan incidir en el electorado, especialmente el que se ubica en regiones urbanas.

El reto es grande y especialmente, en una campaña en la que Guatemala se debate si desea retornar al pasado mediante la consolidación de un sistema cooptado hasta el tuétano o si desea afianzar la ruta de reforma y transformación de su sistema para que sea uno más transparente, justo, eficiente y sostenible para todos.

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