Eduardo Blandón

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Fecha de nacimiento: 21 de mayo 1968. Profesor de Filosofía, amante de la literatura, fanático de la tecnología y enamorado del periodismo. Sueño con un país en el que la convivencia sea posible y el desarrollo una realidad que favorezca la felicidad de todos. Tengo la convicción de que este país es hermoso y que los que vivimos en él, con todo, somos afortunados.

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Eduardo Blandón

Cada vez vivimos con más sobrepeso y lo padecemos todos, niños y adultos, ricos y pobres, gentes de la ciudad como del campo. Al menos eso es lo que acaban de decir los franceses a nivel de Estado, al tiempo que han planteado un proyecto ambicioso (hasta el 2023), para reducir eso que llaman enfermedad crónica multifactorial.

El Primer Ministro, Edouard Philippe, junto a su equipo presentó algunas medidas de prevención. ¿Cuáles? Las que ya conocemos. Favorecer la actividad física y promover una alimentación sana. Sin olvidar, la prohibición de ventas de tabaco y alcohol a los menores. Para ello, su lema: “Por su salud, el alcohol como máximo dos vasos por día… y nunca a diario”.

La obesidad en Francia (que es más que el sobrepeso) toca al 17 por ciento de la población adulta y un número también significante de niños. Además, como debe ser también en nuestro país, tiene mucho que ver con la desigualdad social y territorial. Es decir, hay más incidencia de obesidad entre las familias obreras que las afortunadas económicamente. Asimismo, el número de afectados es superior en el área rural que en las grandes metrópolis.

El profesor Olivier Ziegler, coordinador del Centro especializado de la obesidad de Nancy, afirma que “La obesidad parece una fatalidad, toda vez que es puerta de entrada para muchas patologías. Es una enfermedad compleja que necesita un tratamiento global en el que podemos aprender de las enseñanzas del cáncer, la diabetes…”.

Ya me dirá usted que lo de los franceses es un contexto distinto. Y lo es en muchísimas cosas. Sin embargo, la mala alimentación, el sedentarismo, el sobrepeso y la obesidad también nos afecta.  Es lo que dice un informe de la OPS en su apartado Análisis de Situación: Enfermedades Crónicas No Transmisibles:

“La prevalencia de obesidad en niños y niñas menores de 5 años ya es mayor del 5% en República Dominicana, Costa Rica y Guatemala. En mujeres entre 15 y 49 años, la tendencia es aún más acelerada, con un aumento anual entre 1.5 y 2 puntos porcentuales. Esto quiere decir que, alrededor de 60% de mujeres de Costa Rica, República Dominicana, El Salvador y Nicaragua en el 2007, tenían sobrepeso y alrededor de 50% en Guatemala y Honduras”.

Los datos son reveladores, entre 42 naciones de África, Asia y América Latina, Guatemala tenía en 1995 la mayor tasa de hijos con retraso en el crecimiento y madre con sobrepeso en el mismo hogar (16%), cifra que ha aumentado dado que la prevalencia de retraso en crecimiento ha cambiado muy poco y la de sobrepeso continúa aumentando. Es claro que tenemos el problema, aunque no pasa de ser eso, un problema más.

No aspiro con este texto a que imitemos a pie juntillas a los franceses. Ellos han decidido reducir la obesidad en un 15 por ciento entre los adultos y 20 entre los niños. Su plan ambicioso le da seguimiento a uno anterior llamado, “Plan obesidad 2010-2013”. Y sí, insistamos, distamos de ellos, como se decía en latín, “en género, número y caso”. Podemos, sin embargo, atender más al tema ya no para fines estéticos (aunque se vale, por supuesto), sino por razones de salud. Creo que eso nos ayudará a vivir con mayor bienestar.

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