Claudia Escobar
claudiaescobarm@alumni.harvard.edu
En un año electoral debemos considerar temas elementales sobre el financiamiento de las campañas electorales, ya que sin dinero no hay campañas políticas. Algunos de los países de América Latina tendrán elecciones generales en 2019, entre otros Argentina, Bolivia, Guatemala y Panamá.
Expertos de diversos países, que por mucho tiempo se han dedicado a analizar el problema del “Financiamiento de la política y la captura del Estado en las Américas” se congregaron en Washington para participar en una de las actividades que el Banco Interamericano de Desarrollo -BID- promueve, junto al diálogo interamericano sobre temas relacionados con esfuerzos anticorrupción, transparencia e integridad en América.
Al respecto, Roberto de Michele advierte que cuando se degrada la calidad de la democracia los ciudadanos pierden la confianza en el gobierno, luego las instituciones se debilitan, la estabilidad política se inhibe y la legitimidad del Estado se pierde.
Para Delia Ferreira uno de los problemas principales es que la gran corrupción permite un canal paralelo del financiamiento de la política. Las empresas se comprometen a lavar el dinero público y retornarlo a quien otorga el contrato. En tiempos de campaña, el dinero se usa para financiar a los políticos; es una situación de gana – gana para todos los involucrados. Ella opina, que debido a los altos índices de corrupción, en muchos de nuestros países, prácticamente el sector empresarial es un facilitador de la corrupción que trabaja para el gobierno y lava el dinero del presupuesto público. Otro aspecto –de cuidado– es el dinero del crimen organizado, que pone en gran riesgo a la población, cuando tiene una influencia directa en los funcionarios electos.
El escándalo de Petrobras – Odebrecht es un ejemplo claro de la forma en que las empresas constructoras buscan congraciarse con los candidatos para luego ser favorecidas con contratos de obras públicas por sumas millonarias. Es el caso de soborno internacional más grande de la historia que involucró a 12 países.
Eduardo Engel considera que la compañía de Odebrecht fue innovadora en el negocio del soborno; incluso crearon un departamento para dar soporte a los funcionarios corruptos: seguridad, transporte y otros servicios, lo que facilitó la captura del Estado a través del financiamiento de campañas políticas.
Kevin Casas-Zamora advierte que no siempre la financiación política es corrupción; ni todas las donaciones a los partidos son ilegales. En su opinión, las regulaciones sobre el financiamiento electoral incorporadas en la legislación, de diversos países de la región, no son malas. El problema es que las leyes no se cumplen, lo que hace falta es crear capacidades en los órganos de control electoral, para que la normativa sea efectiva. Agrega que es crucial construir un “ecosistema” de normas de integridad y reglas claras para regular el dinero que sirve para el financiamiento de la política.
Para combatir la corrupción es importante entender las amenazas a la democracia por medio del financiamiento ilícito de campañas electorales. En medio de un proceso electoral con grandes cuestionamientos sobre los candidatos, el Tribunal Supremo Electoral debe velar por que se respeten las normas sobre los aportes económicos a candidatos de todos los cargos públicos y los ciudadanos exigir la transparencia de financiamiento a los partidos políticos.