Fernando Mollinedo

mocajofer@gmail.com

Guatemalteco, Maestro de educación primaria, Profesor de segunda enseñanza, Periodista miembro de la Asociación de Periodistas de Guatemala, realizó estudios de leyes en la Universidad de San Carlos de Guatemala y de Historia en la Universidad Francisco Marroquín; columnista de Diario La Hora durante 26 años, aborda en sus temas aspectos históricos, educativos y de seguridad ciudadana. Su trabajo se distingue por manejar la palabra sencilla y coloquial, dando al lector la oportunidad de comprender de modo sencillo el universo que nos rodea. Analiza los difíciles problemas del país, con un criterio otorgado por su larga trayectoria.

post author

Fernando Mollinedo C.

El Estado es un fenómeno que apenas tiene unos cinco mil años de existencia en la Historia de la humanidad; la transformación de tribus donde se tomaron decisiones básicas para la supervivencia, desarrollo de la agricultura, artes, oficios y domesticación de animales, condujo hacia la apropiación hereditaria y riqueza acumulada por un grupo minoritario.

Antes del aparecimiento del Estado, no hubo ejércitos que sostuvieran a los detentadores del poder mientras se enfrentaron a otros grupos en el afán de ampliar los dominios de una casa reinante o monarcas en su caso.

Aristóteles expuso su idea que los seres humanos nacen, unos para mandar y otros para obedecer; lo cual llevó a la práctica a su discípulo Alejandro Magno a convertir a los que mandaban, después de derrotarlos, en vasallos o esclavos.

El Estado se tornó en una entidad de aparente abstracción inabarcable; es decir que, con el tiempo, la aparición de innumerables especializaciones, grupos legales e ilegales explorando insólitas formas de explotación y despojo, tecnologías más sofisticadas, complejos modos de intercambios y de vida propiciaron la idea que los grupos en ejercicio del poder pudieran disponer de los bienes públicos.

El Estado es el conjunto de organizaciones o instituciones que responden a la mayor fuerza económica y política de la sociedad; siempre ha propendido como summus finis a favorecer los intereses privados del grupo que posee esa fuerza, no a los de las polis, ni la mayoría ni a la población en general. Pero si, después de satisfacer los intereses privados de los grupos dominantes, se deja que el remanente adquiera un carácter público para fines de su legitimación.

Ese es el Estado de la burguesía: el control de la administración de las instituciones por medio de personas instrumentalizadas en el medio político enmarcado con ciertas normas (leyes) y un poder supuestamente sancionado por éstas. La Historia de Guatemala nos indica que, muy pocas reformas estructurales se realizaron durante los gobiernos que rigieron el país durante su vida independiente, pues con exclusividad favorecieron el interés privado.

Ejemplos de lo anterior, algunas: la construcción de puentes y carreteras para facilitar la exportación del azúcar, café, algodón y otras especies de los propietarios de ingenios y terratenientes; la construcción de puertos y muelles en los litorales Atlántico y Pacífico, el cemento y la privatización de lo que quede del inventario público.

¿Cuándo el Estado ha desarrollado programas reales y de trascendencia para beneficio de la población, dando algo de su poder económico a la población de menores ingresos? A su vez, los organismos empresariales por medio de su financiamiento político y sus siervos, lacayos y servidores (funcionarios públicos alcaldes, diputados, gobernadores) se aseguraron el mantenimiento o creación de prebendas para su beneficio particular.

En síntesis: se supone al Estado como una entidad moral, soberana, diversa de las personas que ejercitan su poder; pero se traduce en un concepto subjetivo de la dominación de los menos sobre los demás.

Artículo anteriorEl ciberacoso afecta más a los colegios que prohíben los móviles que a los que los admiten
Artículo siguiente¿Es Torres la candidata oficial de la oligarquía medieval? ¿Y podrá Thelma contra el tropel de odio y terror desbocado? -2-