Ayer el Tribunal Supremo Electoral convocó a los 27 partidos que participarán en las elecciones de este año para que suscribieran un pacto de no agresión, pero nueve de las organizaciones políticas no asistieron a la cita y, por consiguiente, no firmaron el referido documento que pretende promover una campaña de altura en la que destaque más la propuesta que el ataque y la agresión entre los contendientes.

La verdad es que con o sin pacto de no agresión, viviremos una campaña sumamente confrontada por la polarización que existe en el país. Obviamente la mayor confrontación estará centrada entre los candidatos más populares, pero los que no lo son tratarán de escalar posiciones precisamente mediante el ataque directo a algunos de aquellos favorecidos por la preferencia de la opinión pública. Y es que en Guatemala, como en muchos lugares del mundo, no se concibe la participación política sin esa clase de enfrentamientos que ahora, por virtud de las redes sociales, se vuelven más agrios y en buena medida irresponsables.

Será esta una campaña muy especial porque además de la mordaza que les fue impuesta a los políticos para no incurrir en campaña anticipada, la brevedad del período de proselitismo no permitirá que todos los candidatos puedan tener oportunidad de llevar claramente su mensaje a la población. Las restricciones en términos de propaganda, a las que se suma las que el TSE impone respecto a la información y entrevistas con los aspirantes, aseguran que será una forma peculiar de exponer sus planes, si es que los tienen.

Por virtud de las reformas electorales, que de todos modos dejaron latente el financiamiento electoral que es el que ha prostituido tanto a la política, el TSE se ha arrogado facultades de censor con derecho a disponer hasta sobre la política informativa de los medios de comunicación. La equidad tiene que ser en términos de la propaganda, pero la política informativa de los medios no puede ser regulada, en ningún caso según la Constitución, por autoridad alguna.

Por virtud de la ceguera del TSE al empecinarse en una regulación absurda, serán las redes sociales en donde se librará buena parte de la campaña y, sin control alguno, allí será donde se verán las agresiones y ataques para descalificar adversarios en lo que, sin duda, será la campaña más negra que hayamos presenciado. En las redes el TSE no tienen ninguna capacidad de control dada la misma naturaleza de tal sistema de comunicación electrónica y por eso será el favorito de quienes tirarán palos a diestra y siniestra.

Redacción La Hora

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