Cartas del Lector

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Edgar Villanueva

En el artículo anterior, analizamos las características ideales para los candidatos a la presidencia de la República. Establecimos la importancia de escoger un binomio que tuviera una trayectoria de liderazgo y experiencia manejando equipos multidisciplinarios. Además, el final literal del artículo fue el siguiente: “Como tercer elemento considero que debemos de analizar la calidad moral y ética de los candidatos. En este elemento, es importante no dejarse llevar solamente por lo que escuche en la radio o vea en Twitter. Yo invito al lector a profundizar en la vida profesional y personal de los binomios y preguntarse ¿tiene este candidato, a mi parecer y dentro de mi escala de valores, la calidad moral y ética para dirigir a los guatemaltecos?”.

Por ahí empezaremos hoy, en el elemento moral, el cual puede ser secundario para algunos electores, pero para mí es esencial. La moral se rige tanto por nuestras acciones, como por aquellas cosas que nos abstenemos de hacer y sus consecuencias. Es tan importante haber manejado con éxito un Ministerio, como haber salido de dicha gestión sin señalamientos de corrupción. Considero que es igual de difícil dirigir exitosamente la construcción de una obra pública a no aceptar un soborno para acelerar una licencia. Ambas situaciones requieren de integridad y elementos morales de primera categoría.

Habiendo establecido por lo menos tres características que debería de llenar el binomio, y agregando su formación educativa y profesional, considero importante que el binomio se sujete a las reglas del juego electoral. Esto es importante porque nos da una medida de cómo se comportarán en el poder. Si no saben jugar por las reglas preliminares, tampoco lo sabrán hacer por las leyes de nuestro país. Independiente de las carencias de nuestra ley electoral y de la incertidumbre que han generado las recientes reformas a la misma, los candidatos deben sujetarse a la Ley. Esto mostrará al electorado que serán respetuosos de la ley, una característica fundamental de la democracia.

Una vez adentrados en el proceso electoral, los ciudadanos deberíamos de requerir de los candidatos la presentación pública de su declaración patrimonial. Esto dará claridad sobre mi riqueza personal e incrementa la certeza que el postulante no está interesado en enriquecerse. De igual manera, tendríamos que esperar que los candidatos obliguen a sus potenciales gabinetes y candidatos a diputados y alcaldes a entregar sus declaraciones patrimoniales de manera pública y transparente.

Esto me lleva a un siguiente tema de suma importancia para mí en la próxima elección. En paralelo con la definición de los liderazgos, capacidades gerenciales y morales y declaraciones patrimoniales, quisiera saber quiénes integran el equipo de trabajo de cada candidato. A estos potenciales Ministros, Secretarios, etc. se les debería de aplicar la misma evaluación y requerimientos del binomio presidencial y analizarlos con rigurosidad. Solamente así podremos ir filtrando aquellos candidatos y equipos que puedan manejar el futuro del país. Este es el inicio, falta analizar las listas al Congreso, y sus reglas, con el mismo detalle. Continúa.

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