Jorge Santos

jsantos@udefegua.org

Defensor de derechos humanos, amante de la vida, las esperanzas y las utopías, lo cual me ha llevado a trabajar por otra Guatemala, en organizaciones estudiantiles, campesinas, de víctimas del Conflicto Armado Interno y de protección a defensoras y defensores de derechos humanos. Creo fielmente, al igual que Otto René Castillo, en que hermosa encuentra la vida, quien la construye hermosa.

post author

Por Jorge Santos

Universalmente la justicia es representada por una mujer y es que no es para menos. En el Antiguo Egipto la Diosa Maat simbolizaba la verdad, la justicia y la armonía cósmica. La justicia también era simbolizada por una mujer en la mitología griega a través de la Diosa Temis, que portaba una balanza con la cual medía el corazón de los muertos en el juicio final. La Diosa Némesis en la Antigua Grecia castigaba con una espada a quienes no obedecían. Los romanos por su parte también representaron a la Justicia con una Diosa mujer llamada Iusticia que reunía tres elementos: llevaba los ojos vendados como la diosa Fortuna que representaba el destino; portaba la suerte como la diosa griega Tyche, y por último la espada de Némesis.

En el siglo XVI se realizó la representación de la Justicia ciega, que con frecuencia es la más extendida en juzgados y tribunales. Al final de cuentas, lo importante para el presente artículo, es que la Justicia es representada por una mujer. Yo no puedo decir si es por determinados principios y valores inherentes a la condición de género que le ha sido impuesta. Sí estoy muy seguro que en medio de la condición desigual que se ha impuesto a las mujeres desde el aparecimiento de la propiedad, la familia y el Estado, ha bregado y luchado contra toda adversidad para conseguir justicia. Justicia, no sólo como el alcance del esclarecimiento de la verdad, sino como valor superior que implica equidad, reconocimiento y valorización. De esa cuenta es que en las condiciones de la sociedad guatemalteca, en un día como hoy me resuenan los nombres y los alcances de las mujeres que han luchado y abierto brecha en la justicia.

Desde María Chinchilla luchando contra el patriarcal tirano, Rina Lazo y su lucha por el arte revolucionario que denuncia, pasando por Mama Maquín y su lucha por la tierra y la defensa del territorio, Rogelia Cruz y su lucha por participar ciudadanamente desde diversos ámbitos, o Aura Marina Vides, estudiante universitaria comprometida con las luchas universitarias y de su pueblo. Mujeres y mujeres son ejemplo de lucha, reivindicación, tenacidad, resistencia y resiliencia. En la actualidad son ejemplo a seguir, desde las juezas Yassmin Barrios o Erika Aifán, hasta fiscales como Claudia Paz y Paz o las fiscales que llevaron a cabo el proceso de genocidio. Pero también las abuelas de Sepur Zarco, las testigos en el proceso contra Efraín Ríos Montt o cuatro extraordinarias mujeres en búsqueda de su niño amado Marco Antonio Molina Theissen. Pero también aquellas mujeres que he conocido luchando, a mi compañera de vida, a las defensoras de derechos humanos con las que hoy comparto el trabajo cotidiano, las organizaciones de mujeres y a quienes definen desde el feminismo que no habrá posibilidades de revolución sin ellas. Por todas ellas salud, y a los hombres que acompañamos estas luchas reflexión profunda que nos alejen cada vez más de nuestras históricas e impuestas posiciones.

Artículo anteriorNeofascismo contra los derechos humanos
Artículo siguientePresidenta